julio 26, 2024

La huella de una pérdida: antimonumentos y memoriales de crímenes contra mujeres en Juárez

Ciudad Juárez, Chihuahua.— El memorial de las víctimas en el caso Campo Algodonero de Ciudad Juárez Chihuahua, en donde ocho mujeres fueron encontradas sin vida, no responde a una “técnica de redención” por parte del Estado Mexicano, pues fue la Corte Interamericana de los Derechos Humanos la que obligó a México a cumplir con 16 disposiciones para “reparar los daños”, entre estas, la instalación de un memorial de las mujeres víctimas de homicidios por razones de género en Ciudad Juárez, explica Elia Orrantia, presidenta de la asociación civil ‘Sin Violencia’.

De acuerdo con la sentencia, emitida en noviembre de 2009, México tendría que levantar un monumento en memoria de las mujeres víctimas de homicidio por razones de género en Ciudad Juárez; sin embargo, el Estado se tomó su tiempo, y fue hasta 2011 cuando dicho memorial fue inaugurado entre abucheos y reclamos, pues ni el entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa; ni el ex gobernador del estado de Chihuahua, César Duarte Jáquez; ni tampoco el ex alcalde de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, decidieron acudir a la inauguración del memorial, resultado de una pugna de cuatro años entre las madres de tres mujeres asesinadas y el Estado mexicano.

Es así como bajo el sol ardiente de Chihuahua se eleva la Flor de Arena, escultura de Verónica Leiton, dedicada a los familiares de las víctimas, develada en la inauguración del memorial.

La estructura está inspirada en las rosas del desierto, fósiles de cal, arena y sal, de acuerdo con las palabras de la artista. En el centro se encuentra una mujer “joven y plena” que mira hacia el cielo en señal de libertad, cubierta con un gran pétalo que emula un manto y el cual contiene los nombres de todas las niñas, jóvenes y mujeres víctimas de feminicidio en Ciudad Juárez; al menos de los casos registrados en 2009, porque los feminicidio no han cesado.

Tan sólo en 2017 se cometieron 41 crímenes por razones de género contra mujeres, de acuerdo con la Fiscalía Especializada de la Mujer del Estado de Chihuahua, colocando a Juárez como el municipio con el mayor número de estos asesinatos en el estado.

Elia Orrantia explica que lo más importante de los memoriales y antimonumentos es crear una memoria colectiva, para que la sociedad no se olvide de estos hechos “que nos sucedieron y que nos siguen sucediendo”.

En el Centro de Ciudad Juárez se encuentra otro ‘antimonumento’ que remembra los crímenes contra mujeres. No se trata de un terreno de siembra de algodón, sino de un lugar que servía como bar y donde mujeres fueron explotadas por integrantes de bandas delictivas: el Hotel Verde.

Con volantes de pesquisas para localizar a mujeres desaparecidas ya desgastados, y pintas de cruces rosas, el Hotel Verde funge como antimonumento al maltrato y prostitución al que fueron sometidas 11 mujeres que desaparecieron en la zona centro de Ciudad Juárez entre los años 2008 y 2010, y que más tarde fueron localizadas en el Arroyo ‘El Navajo’, ubicado en el Valle de Juárez, donde familiares de personas desaparecidas aún hacen rastreos ciudadanos en busca de osamentas, ropas, accesorios o algún otro indicio de personas desaparecidas.

De acuerdo con la Fiscalía Especializada de la Mujer de Chihuahua, el pasado 29 de diciembre de 2017 se dictó una cuarta sentencia contra los implicados en los feminicidios del Arroyo El Navajo.

En la acusación, el Ministerio Público informó que los implicados pertenecían al grupo delictivo “Los Aztecas”; a cuatro de ellos se les impuso una condena que va de los seis meses hasta los 23 años, de acuerdo con el tipo de delito.

Además, en una de las avenidas principales de Ciudad Juárez se encuentra la historia de Lilia Alejandra García Andrade sobre una mampara con marco rosa. El encabezado de la mampara versa “¿Quieres saber qué pasó aquí?”. De esta manera, los transeúntes se percatan de que en el lugar que están pisando fue encontrada una joven sin vida; joven que, de acuerdo con el texto, soñaba con ser periodista.

Desde ese acontecimiento en 2001, la familia de Alejandra se ha dedicado a luchar contra la impunidad y el olvido. Esta lucha ocasionó que la madre y hermana de Alejandra fueran víctimas de atentados, por lo que tuvieron que abandonar la ciudad, de acuerdo con reportes periodísticos.

El clima de impunidad ante los diversos casos de feminicidio y la falta de resultados por parte de las autoridades llevó a las activistas y familiares de decenas de mujeres a llevar el mensaje de “Ni una más” al cruce fronterizo con los Estados Unidos, en el año 2002.

En medio del puente fronterizo Santa Fe se erigió una cruz de clavos, con nombres de las mujeres a las que el Estado no garantizó su seguridad.

En un inicio, este antimonumento se instaló en recuerdo a las mujeres asesinadas entre 1993 y 2001, sin embargo, desde entonces ha sido escenario de protestas y movilizaciones ante decenas de casos que siguieron, hasta la actualidad.

La presidenta de Sin Violencia asegura que lo antimonumentos y memoriales son un recordatorio vigente y permanente para decir que aún se tiene una deuda como ciudad y gobierno con las madres de estas mujeres desaparecidas y asesinadas.