julio 5, 2024

Entre violencia y abandono: Embarazos adolescentes en Juárez

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Sus ojos ven en dirección al suelo. Su cabello largo, agarrado en una cola, cubre su hombro derecho y su tono de voz es tan bajo que casi no se escucha lo que dice. Luisa tiene apenas 15 años y es madre de un bebé de un mes y 21 días de nacido. Sentada en la mesa del comedor de su casa, ubicada en Parajes de San Isidro, al suroriente de la ciudad, reconoce que no esperaba quedar embarazada. De hecho, quería esperar hasta que cumpliera 20 años para ser madre, pero las cosas no sucedieron así. Luisa y su madre, Angélica, quien también la acompaña sentada en el comedor de metal, se encargan de cuidar al recién nacido. El padre del bebé, quien también es menor de edad, no está presente y aunque al principio las acompañaba a las revisiones médicas, dejó de verlas a los pocos días de que Luisa diera a luz. “Cuando ella dio a luz, (el padre) le trajo una bolsa de pañales, un garrafón de agua, le prometió que ahora sí se iba a quedar, pero ya no ha regresado”, dice Ángelica mientras Luisa ve fijamente el mantel plástico de la mesa. Al saber que Luisa no contaría con el apoyo del padre de su hijo, Angélica decidió renunciar a su trabajo del tercer turno en una empresa maquiladora y dedicarse a ayudarle con los cuidados de su nieto, los cuales dividen por igual entre ambas, ya que Luisa pasa la mayor parte del tiempo en su casa pues por decisión propia dejó sus estudios desde hace más de un año. Luisa cuenta que conoció al padre de su hijo por Facebook, que solamente duraron tres meses de novios y que ella notó que estaba embarazada cuando ya iba a cumplir los dos meses de gestación. Por momentos voltea al cuarto que está enfrente de la cocina-comedor para cerciorarse de que su bebé siga durmiendo. Además, la joven necesita cuidados especiales porque, como consecuencia del parto, estuvo apunto de perder el útero. Su madre recuerda que el doctor que la atendió en el Hospital Regional Número 66 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), les dijo que su cuerpo no estaba preparado para un embarazo. “Tiene que hacer reposo por tres meses, no puede hacer ningún esfuerzo”, agrega la madre de Luisa. Por el momento, la familia de cinco integrantes tiene que subsistir con el sueldo del padre de Luisa, quien trabaja en la industria maquiladora. Mientras, Luisa continúa pensando en el nombre que le pondrá a su bebé después de que ella tramite su acta de nacimiento reciente para poder registrarlo. Hasta el momento el nombre favorito de Luisa para su hijo es Adrián.

Juárez, uno de los municipios del país con más embarazos adolescentes

Como Luisa, tan solo el año pasado en Ciudad Juárez cuatro mil 121 mujeres adolescentes entre los 15 a 19 años dieron a luz, según las cifras de la Jurisdicción Sanitaria II de la Secretaría de Salud (SS), estadísticas que colocaron a esta frontera como uno de los municipios de todo el país con mayor índice de embarazos adolescentes. No obstante, los datos demuestran que la cantidad de casos disminuyó un 9.75 por ciento, puesto que en el 2016 la Jurisdicción Sanitaria registró cuatro mil 620 alumbramientos de adolescentes. Las cifras que se tienen del primer trimestre de este año, indican que 915 menores de 15 años han dado a luz. María Eugenia García, trabajadora de la Unidad de Transversalización en el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM), puntualiza que esta cifra no es exacta pues hay otro tanto de casos de mujeres adolescentes embarazadas que dan a luz en hospitales privados, en sus hogares o cuyos embarazos se ven interrumpidos de forma voluntaria o involuntaria. Según García, el embarazo adolescente siempre ha existido, pues “antes estaba mucho más naturalizado que las mujeres no fueran a la escuela, que se dedicaran a trabajar adentro de su casa. Entonces tener un embarazo a los 15, 16 años, era lo normal, lo esperado. Hoy, eso sería una problemática”. Sin embargo, las cuestiones culturales, la falta de campañas de prevención dirigidas a hombres, la carente educación sexual integral, los contextos de violencia, el limitado acceso a sistemas de salud y las situaciones socioeconómicas son factores que permiten que está problemática siga vigente.

Abandono paterno: otro factor de vulnerabilidad constante

“Existe ésta creencia de que la maternidad ‘nos realiza’ y que se nos educa en esta dependencia afectiva; cuentos donde la princesa solamente es feliz cuando se casa con el príncipe, hace que la mujeres muchas veces se presten a cualquier situación con tal de sostener una relación amorosa. Muchas veces los embarazos adolescentes son productos de estas pruebas de amor”, apunta García. La especialista explica que cuando ocurre un embarazo adolescente, la mayoría del tiempo se responsabiliza a la mujer, cuando en un embarazo siempre hay dos partes y esto ocurre desde el diseño de las campañas o programas de prevención, porque al hombre no se le integra en este tema. Esto también ocasiona que la mayoría de los hombres adolescentes prefieran alejarse de su pareja embarazada y posteriormente del bebé, situación que trae consigo más dificultades para la adolescente embarazada por no contar con diversas redes de apoyo impidiéndole que continue sus estudios o que se desarrolle profesional y personalmente. El factor socioeconómico también pone en mayor vulnerabilidad a los adolescentes pues aunque se tenga el conocimiento de cómo utilizar métodos anticonceptivos, muchas veces no cuentan con los recursos para adquirirlos. Aunque desde el IMM no hay un proyecto especializado en atender casos de adolescentes embarazadas, sí han participado en programas de asociaciones civiles y municipales como ‘Médico a tu Puerta’, con el que se atendieron casos pero no desde un enfoque de prevención. “Lo que a nosotros nos preocupa son las relaciones de poder que a veces se generan en la pareja, y son relaciones de poder que no necesariamente son como esta violencia que nosotros nos imaginamos: golpes y humillaciones. A veces la relaciones de poder son bien sutiles pero no por eso menos efectivas”, comenta. Para García, cada caso es distinto pues hay mujeres adolescentes que desean tener hijos a temprana edad, así como mujeres de 15 a 19 años que no deseaban quedar embarazadas. Por ello, asegura que es difícil hablar por otras mujeres cuando cada caso puede tener repercusiones diferentes. “Hay experiencias que te dicen que tuvieron su hijo a los 15 y que les fue muy bien, que terminaron la escuela. En general podemos decir que pueden haber repercusiones en la salud, muchas veces los cuerpos de las adolescentes no están preparados, a pesar de que pueden concebir, no están lo suficientemente maduros para sobrellevar un embarazo”. Con respecto a las investigaciones, estadísticas y textos que tocan el tema de embarazos adolescentes en Ciudad Juárez, García aclara que es un tema que requiere de una investigación más seria para poder contestar por qué este municipio es uno de los primeros del país con mayor cantidad de casos. “Te podría aventurar algunas respuestas pero no estoy segura. Ciudad Juárez, por un lado, es un lugar donde se considera que hay cierta libertad sexual por la historia de la ciudad, pero también es una ciudad que es muy machista, hay una idea de la dominación masculina muy fuerte; esa podría ser una respuesta”, dice.