julio 3, 2024

Personas con discapacidad se enfrentan a una ciudad inaccesible

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Rubén Collins, de 74 años, perdió la vista hace 11. Con ello perdió también su negocio y empezó un periplo personal en busca de recuperar su independencia y la normalidad en su vida. Lo primero, relata, fue aceptar que su padecimiento es irreversible. “Yo me quedé ciego para toda la vida. Lo más difícil es adaptarse a la oscuridad; ustedes lo habrán sentido alguna vez cuando se les va la luz en su casa por un día. Es una sensación tremenda, cuesta mucho trabajo entenderlo”, dice. Para Rubén, las herramientas digitales han representado un gran apoyo, que le ha permitido recuperar la autonomía en su vida al realizar actividades cotidianas: desde leer noticias hasta ver películas y elegir la ropa que se va a poner. Con el uso de lectores de imagen, películas autodescriptivas (que además de los diálogos incluyen un audio con la descripción de los acontecimientos) y códigos QR (Quick Response), Rubén ha logrado ser independiente “en un 80 u 85 por ciento” de su actividades, dice. Lo único que no ha podido suplir con una herramienta digital, cuenta sentado en el sillón de su casa, es el uso del bastón blanco que utiliza para caminar por la calle, tanteando los muchos obstáculos que hay sobre las banquetas y las calles. https://www.youtube.com/watch?v=lxxcVJK78CY “Una de las dificultades es que las banquetas son estrechas, sobre todo de fraccionamientos que se construyeron hace 15 o 20 años. Entonces no sirven para el peatón, sirven para que las personas que viven enfrente pongan sus botes de basura, sus árboles, y dejan 15 centímetros para que pase por ahí un pie nada más”, señala Rubén. Para Rubén, los obstáculos que hay en las banquetas son además una responsabilidad compartida entre gobierno y sociedad: el primero como encargado de la construcción de obras públicas y regulación de lo que hay sobre ellas, y la segunda desde una perspectiva cultural en la que no se toma en cuenta al peatón y las personas con discapacidad, un problemática que se extiende a los edificios públicos y privados. “La ciudadanía no lo entiende y pone esos obstáculos, cuando ponen tienditas o taquerías sobre las banquetas, de tal manera que tiene uno que bajarse para pasar, inclusive las personas normovisuales. Los obstáculos vienen principalmente de las personas que viven enfrente. Vienen también de las propias autoridades; no puedo creer que hayan permitido que en las banquetas pongan medidores de todo tipo”, opina. Además, dice Rubén, para las personas ciegas y con discapacidad visual es sumamente peligroso cruzar una calle, ante la ausencia de semáforos sonoros que les indiquen cuándo pueden pasar. “Por eso es que quizá no hay muchos ciegos en la calle, porque no pueden caminar en ella. El obstáculo del ciego son las banquetas, el cruce de calles. No hay una señalética especial para personas ciegas (…) La culpa la tenemos la ciudadanía y las autoridades, a pesar de que existen las leyes suficientes para protegernos”, dice.

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Para Juan Carlos Calderón, usuario de silla de ruedas desde hace poco más de 10 años, la falta de accesibilidad en la infraestructura pública es un problema añejo, que no solo afecta a las personas con discapacidad motriz, sino a cualquiera que transite por ella. “Esta problemática no es nueva, es de toda la vida. Las autoridades no se han enfocado en ver lo que están haciendo, solo gastan el dinero pero no piensan en las personas con discapacidad”, dice Juan Carlos. En febrero de 2011, Juan Carlos conducía rumbo a su trabajo como gerente de un restaurante-bar cuando fue alcanzado por una bala perdida que le entró por un costado e impactó con su columna vertebral. Ese día comenzó un proceso de años para recuperar su vida. Juan Carlos confiesa que, antes de su accidente, él también solía estacionarse sobre las banquetas, pues no había considerado las dificultades a las que se enfrentan los peatones, adultos mayores y personas con discapacidad. “Yo era de esas personas. Cuando no estás en los zapatos de las personas con discapacidad, no ves nada de eso. Para uno todo es normal, porque caminas y estás bien (…) hasta ahora que lo estoy viviendo yo, me doy cuenta de lo atrasados que estamos en cuestión de accesibilidad”, dice. Juan Carlos señala que para una persona en silla de ruedas es prácticamente imposible utilizar el transporte público, pues las unidades con más recorridos en la ciudad, las ruteras, no están adaptadas para personas con discapacidad. Lo más viable, dice, sería utilizar el Bravobús, pero la línea más cercana a su casa se encuentra a varios kilómetros, en el eje vial Juan Gabriel. Para Juan Carlos, el apoyo de las organizaciones de la sociedad civil ha sido esencial en su proceso de recuperación y adaptación. En particular, dice, la terapia psicológica y física que recibió en Fundación Juárez Integra. “Se me atravesó Villa Integra y ahí poco a poco pude salir, con terapia tanto física como psicológica, y mucha ayuda que me dieron. Salí adelante, pero puedo contar con la mano las instituciones que hay en Juárez. No tenemos la mentalidad de ayudar a las personas con discapacidad”, dice.

Cambios que no llegan

Para Laura Antillón, representante legal de la organización Fundación Juárez Integra y encargada de la incidencia política de la institución, el espacio público de la ciudad no cumple con todos los criterios de accesibilidad universal, es decir, que no cuenta con las condiciones para que las personas con discapacidad transiten de una manera libre y segura. “Hasta ahorita en todo este tiempo hemos sufrido una mala administración de los espacios públicos. Hablando específicamente de las banquetas, nos damos cuenta que están destruidas, registros abiertos, sin tapas, muchísima infraestructura obsoleta, postes olvidados, pernos, cables, muy obstaculizada por botes de basura, anuncios, automóviles”, señala Antillón. A pesar de que el Reglamento de Construcción para el Municipio de Juárez establece que las obras deben cumplir con los lineamientos de accesibilidad universal, Antillón denuncia la omisión de la norma por parte de las autoridades y las empresas que son contratadas para ejecutar los proyectos. La inclusión de la accesibilidad universal en el reglamento es fruto del trabajo de incidencia de Fundación Juárez Integra y el apoyo del arquitecto Gabriel García, quien estuvo presente en las mesas de trabajo de Desarrollo Urbano procurando que el documento contemplara los derechos de las personas con discapacidad.

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“Sin embargo se tiene que llevar al día a día, a las obras, a las construcciones, a las mejoras que se puedan realizar y con una adecuada supervisión debería estarse aplicando correctamente, pero esto al parecer no sucede. Hemos presentado varias quejas ante Derechos Humanos sobre obras que se realizan donde no se dejan banquetas o que las construyen sin la debida accesibilidad”, agrega la especialista. La representante legal de la organización considera como falta de voluntad de las autoridades el hecho de que no se cumpla con el reglamento, pues la accesibilidad universal no es, ni ha sido, un tema prioritario en la ciudad. “El informe alterno que presentó la Comisión Nacional de Derechos Humanos en 2019 ante la ONU, establece que cualquier mejora en accesibilidad en automático es una mejora para el 60 por ciento de la población. Estamos hablando de que no nada más las personas con discapacidad pueden beneficiarse de estas mejoras, sino el 60 por ciento de la población”, dice. Otra interpretación, comenta, es que las personas encargadas de la construcción de obra pública no comunican las indicaciones exactas a los trabajadores sobre cómo deben estar edificadas las banquetas, rampas y cualquier otra infraestructura necesaria para personas con discapacidad. Además reconoce que es reciente la incorporación de materias sobre accesibilidad en las carreras afines a la construcción de las universidades locales; desde su punto de vista, esto ha ocasionado que profesionistas no tengan presente el tema o no se especialicen en ello. Antillón recalca que la falta de accesibilidad en banquetas no se reduce a la inclinación de las rampas de acceso, pues durante los recorridos que ha realizado la organización, acompañada de personas con diferentes discapacidades, han detectado que las guías podotáctiles* del Centro Histórico son obstruidas por botes de basura, mesas con mercancía, estantes o anuncios de los locales que se encuentran frente a la infraestructura. *Guía podotáctil: franjas colocadas sobre el piso que tienen figuras en relieve para que las personas con discapacidad visual usen su bastón blanco para desplazarse con mayor facilidad.*

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El problema radica en que las autoridades no informaron a las personas locatarias sobre las guías podotáctiles, por lo que desconocían su uso y las veían como una decoración en el piso, explica Antillón. “En esa ocasión, cuando hicimos el levantamiento de cómo había quedado el Centro Histórico, una persona de una de las direcciones del Municipio nos dijo que no tenía caso (despejar las guías podotáctiles) porque las personas con discapacidad no iban al Centro. La lógica es: ¿cómo van a venir si no tienen manera de acceder al Centro?”, recuerda. Otra carencia en la infraestructura pública es la poca cantidad de semáforos sonoros que permitan a las personas con discapacidad visual saber cuándo pueden cruzar una calle. “La población está ahí, de acuerdo al censo 2020 del INEGI son 64 mil 510 personas en Ciudad Juárez (equivalentes al 4.26 de la población, en una ciudad con con 1 millón 512 mil 450 habitantes) que presentan alguna discapacidad y esas personas tienen el derecho de disfrutar de su ciudad, pero ¿cómo pueden disfrutar de ella si no la pueden caminar, si no la pueden vivir, si no la pueden transitar? Se está violando ese derecho al libre tránsito y al disfrute de la ciudad”, concluye.

Laura Antillón, representante de Fundación Integra / Foto: Favia Lucero

Contemplar a las personas con discapacidad

El problema persiste. Por ello, en agosto, organizaciones civiles llevaron el tema a los foros ‘Juntos Cambiemos Juárez’, organizados por el presidente municipal, Cruz Pérez Cuéllar. El espacio estuvo enfocado a la recepción de propuestas para la conformación de un Plan Municipal de Desarrollo (PMD) 2021-2024 ajustado a la Agenda 2030 de la ONU. Ahí, la enfermera Sara Pérez presentó la ponencia ‘Rezago social en materia de discapacidad’, en representación de diversas organizaciones de la sociedad civil que trabajan con personas con discapacidad, para presentar propuestas que empatan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 10, 11 y 17 de la Agenda 2030 (Reducción de las desigualdades, Ciudad y comunidad sostenibles, y Alianzas para lograr objetivos). La especialista expuso la relevancia de tomar en cuenta a las personas con discapacidad en la obra pública y propuso implementar un programa permanente para asegurar accesibilidad en banquetas, esquinas y cruceros; que los edificios públicos y obras en la ciudad sean accesibles y la creación Comité Municipal de Supervisión de Obras permanente integrado por personas con discapacidad.

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Además, exhortó a la contratación formal de intérpretes de Lengua de Señas Mexicana; una campaña permanente sobre uso de terminología para dirigirse a personas con discapacidad; la contratación de personas con discapacidad y crear e implementar el primer Consejo Municipal de Discapacidad, en los primeros 4 meses de gobierno. Por su parte, el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar reconoce el rezago que existe en materia de accesibilidad universal y asegura que su gobierno vigilará que las nuevas obras públicas se construyan siguiendo sus lineamientos, además de trabajar en el mejoramiento de la infraestructura que ya existe. “He platicado con la directora de Desarrollo Urbano y con el director de Obras Públicas, que cada proyecto debe tener perfectamente vigilado el tema de accesibilidad. Y ya iremos viendo conforme nos vayan llegando las solicitudes cómo podemos ir mejorando lo que ya existe, que la verdad sí tenemos un rezago brutal en todas las áreas, pero vamos a estar trabajando” asegura.