diciembre 26, 2024

‘Hoy Daniel ya no tiene voz, pero estamos aquí por él’

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Hace menos de un mes que Juan Daniel Vargas Ortiz estuvo en la Rectoría de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que junto con casi 20 estudiantes tomaron el edificio administrativo para exigir al rector la gratuidad universitaria.

Hoy hay alrededor de 20 estudiantes, casi todos los mismos de la toma del 11 de diciembre, que volvieron a Rectoría. No está Daniel. La imagen de su rostro cubre una parte del escudo de la universidad.

Debajo hay un pupitre con ocho flores de cempasúchil, una fotografía suya, dos veladoras blancas, una maceta con una planta que se conoce como malamadre y en el centro un libro de Biología, una naranja, dos varas de incienso y un megáfono con la boca hacia abajo, callado.

Hoy vienen los mismos estudiantes menos uno, y la exigencia es distinta, precisamente por la falta de uno.

“Hoy Daniel ya no tiene voz, pero estamos aquí por él”, dice desde un micrófono una mujer junto al escudo de la universidad que está debajo de la imagen del rostro de Daniel.

“Es lo único que nos tiene aquí: la capacidad de vencer el miedo y la esperanza de llegar a la meta”, dice en el micrófono que potencia la voz entrecortada por el ahogo de un llanto que termina por ceder, en medio de un discurso en el que predomina la palabra miedo.

“Tenemos miedo de amanecer tirados en el suelo con una cuerda en el cuello o con una bala en la frente”, dice la mujer, respira y sigue, “pero ese mismo miedo nos impulsa a seguir gritando. Porque tenemos más miedo de vivir en el conformismo, en el silencio”.

Daniel Vargas, nacido en Coatzacoalcos, Veracruz, de 22 años, estudiante de la carrera de Biología en la UACJ, fue asesinado por golpes y asfixia, y su cuerpo fue dejado en una finca abandonada al suroriente de la ciudad el 27 de diciembre de 2020.

Los estudiantes denuncian, desde el inicio de la toma de Rectoría, acoso, hostigamiento y vigilancia por parte de guardias de seguridad de la universidad y por elementos de la Policía Municipal.

“No podemos asegurar qué pasó pero queremos que se investigue en primera instancia la línea de investigación que siga su activismo y exigencia de la gratuidad universitaria”, dice otra de las estudiantes.

También lamentan que desde la toma del edificio el rector de la UACJ, Juan Ignacio Camargo Nassar, no se ha acercado a platicar con ellos, tampoco después del asesinato de Daniel, aseguran. “No hay una sola autoridad que se haya acercado a nosotros”.

Debajo del pupitre que hace de altar y memorial, hay, acomodadas con flores, hojas con los rostros y nombres de otros 18 integrantes de la comunidad universitaria de la UACJ que han sido asesinados y desaparecidos en los últimos 12 años. Con Daniel son 19.