Ciudad Juárez, Chihuahua.— Hace diez años que cada 25 de noviembre Norma Laguna viene al Memorial del Campo Algodonero a exigir que se erradique la violencia contra las mujeres y que terminen las desapariciones. Hace diez años que Norma viene al Campo Algodonero a exigir algo que no sucede. El memorial del Campo Algodonero es una de las partes más palpables que existen de la sentencia que dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos al Estado Mexicano por su responsabilidad en el feminicidio y la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez. El 6 y 7 de noviembre en este espacio se encontró el cuerpo sin vida de ocho mujeres que fueron atacadas sexualmente y después asesinadas. En sus cuerpos quedaron las marcas de la tortura a que fueron sujetas. Norma Laguna es la madre de Idaly Juache Laguna, que desapareció cuando tenía 19 años en el Centro de la ciudad, el 23 de febrero de 2010; un martes, en una zona comercial y concurrida de la ciudad. Dos años después a Norma Laguna le entregaron 10 centímetros del cráneo de su hija, cuyo cadáver, le dijeron, se encontró en el Arroyo El Navajo, en el Valle de Juárez, a casi 70 kilómetros de distancia del Centro. Al menos once mujeres fueron asesinadas en ese punto cercano a la carretera Juárez-El Porvenir. Alguien las privó de la libertad, las retuvo y las trasladó 70 kilómetros sin que las autoridades se dieran cuenta, hasta que empezaron a aparecer sus restos diseminados por las faldas de la sierra, semienterrados, comidos por animales, descompuestos. Se sentenció a cinco hombres de quienes se dijo eran parte de una red de trata de personas: 697 años de cárcel para cada uno. Pero la justicia no llega, dice Norma Laguna, porque sólo sentenciaron a los que siguieron órdenes y no se llegó a quien las dio. La red quedó casi intacta, de acuerdo con la madre. Por eso Norma Laguna sigue viniendo cada año en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, para exigir lo mismo, preguntándose lo mismo. “Son 10 años que estoy aquí el 25 de noviembre para exigir la erradicación del feminicidio y la desaparición, para pedir prevención, porque siguen pasando todavía las desapariciones. No sabemos por qué, no entendemos por qué, eso es lo que quisiéramos saber. Hasta ahorita no hemos mirado mucha ayuda. Tengo diez años en esto y sigue pasando lo mismo y lo mismo y lo mismo”, dice la madre, de pie frente a una cruz rosa. El Movimiento de Mujeres de Ciudad Juárez expresó a través de un pronunciamiento su preocupación porque la violencia contra las mujeres no solo no se ha erradicado sino que, en un contexto de pandemia, incluso va en aumento, ya que las víctimas se encuentran confinadas con sus agresores en casa, dijo Lidia Cordero, directora de Casa Amiga Esther Chávez Cano. El alza de violencia contra las mujeres alcanzó un incremento del 93 por ciento, de acuerdo con lo expresado en el pronunciamiento.
“Las niñas y las mujeres siempre han estado en el último renglón de los presupuestos para ser atendidas, por ello, y a pesar del contexto de salud que enfrentamos, rechazamos que se claudique en esfuerzos por seguir atendiendo las violencias, porque la violencia contra las niñas y mujeres es además un delito, un problema de salud pública”.