Ciudad Juárez, Chihuahua.— Karla Grable recuerda con la voz entrecortada el momento en que le informaron que su prima Jacivi había sido encontrada sin vida, tras cuatro días de búsqueda. “Es mentira, no la encontraron”, se decía. Pero sí era ella. Eso quedó claro cuando un agente del Ministerio Público le dijo por teléfono que, por sus características físicas, era un 98 por ciento probable que se tratara de su prima. Ha pasado casi un año del feminicidio de Jacivi Holguín Grable y su familia aún espera justicia. Aunque las audiencias se han aplazado, existe la posibilidad de que en la próxima concluya el proceso penal. “Estamos esperando nada más una sentencia. Cuando la den, nosotros ya vamos a dejar esto por la paz, y a Jacivi la vamos a dejar descansar, porque yo siento que hasta ahorita no está descansando porque no se ha hecho justicia”, dice Karla. Este domingo 15 de mayo marcharán familiares y amigos hacia Ciudad Judicial para exigir una condena ejemplar en contra de José A. R. L., detenido y vinculado a proceso por ser el presunto autor del feminicidio de Jacivi.
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Jacivi tenía 21 años. Era muy alegre y siempre estaba sonriendo. Su familia y amistades cuentan que siempre fue querida por gente conocida y personas con las que trataba en su trabajo. Le gustaba cuidar niños, poner uñas y maquillaje. Disfrutaba de su trabajo en atención al cliente en una sucursal de la cadena de supermercados Smart y convivir con sus compañeras. Karla Vianey Gómez, amiga y compañera de trabajo, recuerda que Jacivi era una persona muy positiva. De hecho, aún no sabe de dónde sacaba tanta energía y buen humor para transmitir al pequeño grupo de amigos que tenía en su trabajo.
“Era muy noble, tenía un ángel que no se ve por lo regular y, a pesar de su edad (21 años), ella era totalmente inocente, ella nunca juzgaba; gente incluso que no la conocía llegaba y platicaba con ella. Era una plática muy a gusto, era muy fluido con la gente, sus temas de conversación siempre terminaban en risas, en anécdotas”, recuerda.
Karla Grable asegura que Jacivi era muy feliz en su trabajo. Fue su primer trabajo y este le permitía conocer más gente, más allá del círculo familiar. “Siempre con toda la gente era muy sonriente, casi nunca la veías triste. Enojada sí, porque era muy muy berrinchuda, pero siempre la estuvimos cuidando porque era para nosotros la niña de la familia y todos la cuidamos”, cuenta. Karla recuerda las pijamadas, cuando Jacivi la maquilló para su baby shower, su comida favorita. Pero sobre todo el gusto que tenía desde los 12 años por cuidar niños, sus vecinos o familiares, a veces solo por gusto, sin cobrar. Jacivi deseaba ser mamá, asegura Karla. “Nosotros a Jacivi nunca la vamos a tener ni vamos a saber qué se siente verla embarazada, que tenga un hijo, que era lo que ella deseaba. Y él (su presunto feminicida), aunque esté en el Cereso, puede tener visitas y puede tener una mujer y la puede embarazar, puede tener hijos. Él, eso, se lo arrebató a Jacivi. Ella ya no puede hacer nada”.
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El domingo 16 de mayo de 2021, Jacivi salió a comer con José A. R. L. Subió a la camioneta Honda CRV color negro de la mamá de José y se fueron. Jaqueline Grable, madre de Jacivi, no alcanzó a ver a José para conocer su rostro, pero sabía que era alguien que ya conocía su hija. Esa noche Jacivi no volvió. Karla Grable se enteró el lunes que su tía estaba preocupada, pero les decía que iba a llegar, que nunca había faltado a su trabajo y no iba a faltar, que llegaría poco antes de las 2 de la tarde para alistarse y presentarse a trabajar en el Smart. Karla confío que sería así, pero se preocupó cuando su prima no contestó su teléfono en tres ocasiones. No era algo normal, dice. Por eso salió a pedir acceso a las cámaras de seguridad de algunos negocios de la zona: un taller le dejó ver las grabaciones donde se puede ver la camioneta negra, pero no sus placas. No pudieron dar con ella. Jacivi no regresó. Sabían, sin embargo, que se había ido con un muchacho alto, flaco y pelón, que pasó por ella en una camioneta negra y que Jacivi le había mandado un mensaje a una amiga pidiendo auxilio. Karla recuerda aquellos cuatro días en los que buscaron a Jacivi sin saber mucho de su paradero. Recibieron llamadas y mensajes anónimos, pero solo una le ofreció datos certeros sobre su ubicación: “más o menos como las 10 de la noche, una muchacha me dice: ‘oye, yo vi a Jacivi en la calle Sevilla y Checoslovaquia, iba caminando’, y me la describió”. El jueves por la noche le avisaron a Karla que habían encontraron el cuerpo de Jacivi cerca del cruce donde se le vio por última vez, en el patio del jardín de niños Emma Beatriz Sahagún Méndez, ubicado a espaldas de la casa de la madre de José A. R. L.
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Ha pasado casi un año y Jacivi sigue presente cuando la familia se reúne. Aún no pueden comprender que a ella le haya pasado eso: ser víctima de la expresión más extrema de la violencia de género. “Mi mamá se puso mala, entró en depresión muy fuerte, se le vinieron enfermedades a raíz del estrés de todo lo que pasó. Mi tía está igual, se puso muy mala. Mis primas, nosotras, pues no nos podemos reunirnos sin hablar de Jacivi”, dice Karla Grable. La familia no ha podido cerrar ese episodio debido a que siente que no hay justicia sin una sentencia y condena ejemplar. La coordinadora regional de la Fiscalía Especializada en Atención a las Mujeres Víctimas del Delito por Razón de Género y la Familia (FEM) de la Zona Norte de Chihuahua, Diana Esther Morales Rincón, explicó que la última audiencia fue suspendida por la juez por cuestiones técnicas, pero aseguró que el caso “ya está por resolverse: se le ofreció el procedimiento abreviado y parece que sí se llevará a cabo”. La audiencia intermedia contra José A. R. L. por el feminicidio de Jacivi está programada para el 17 de mayo, a las 14:00 horas en Ciudad Judicial. Por ello, este domingo 15 de mayo familiares y amigas de Jacivi participarán en una marcha para exigir una condena ejemplar en contra de José A. R. L. Esta partirá a las 10 de la mañana del Smart Eje Vial Juan Gabriel, rumbo al Centro de Reinserción Social Estatal No. 3 y las oficinas del Poder Judicial, ubicadas sobre la calle Barranco Azul. “Mientras no den una sentencia (condenatoria), no vamos a descansar, no vamos a estar a gusto, y vamos a saber que si él está dentro, todas estamos seguras”, dice Karla.