La defensa de la víctima anunció que la SCJN ordenó al Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito emitir una nueva resolución. Denuncian que la víctima y su familia siguen sufriendo la revictimización por la falta de justicia a través de los años.
Abraham Rubio / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.– La organización Sin Violencia A.C. e integrantes del Movimiento de Mujeres de Juárez hicieron un llamado al Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito para que emita una nueva resolución con perspectiva de género e infancias en el caso de Aristeo Baca.
Luego de que el caso llegara hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Tribunal Colegiado deberá confirmar, modificar o revocar, en su caso, la sentencia de 34 años por los delitos de violación agravada y abuso sexual agravado en contra de una menor de edad.
Aristeo Baca fue hallado culpable por un Tribunal de Juicio Oral en febrero de 2021 y sentenciado en marzo de dicho año. La defensa de Aristeo presentó un recurso de apelación, pero la resolución en segunda instancia confirmó la sentencia dictada en favor de la víctima.
Sin embargo, en mayo de 2024, un Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito de Ciudad Juárez concedió un amparo al quejoso, como resultado de un juicio de amparo que interpuso en junio de 2022. Ese mismo mes, tanto la defensa de la menor como la de Aristeo presentaron un Recurso de Revisión ante la SCJN.
El 30 de octubre del 2024 llegó a la Primera Sala de la Corte, donde los ministros consideran que son infundados los conceptos del quejoso para efectos de la revisión y declaran que son esencialmente fundados los agravios y los conceptos que la tercera perjudicada, es decir, la niña y su mamá.
Érika Mendoza García, abogada integrante del Movimiento Estatal de Mujeres que acompaña legalmente a Sin Violencia A.C., explicó que la sentencia de la SCJN –que apenas fue publicado el 4 de febrero– indica que el Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo Circuito de Ciudad Juárez debe dictar una sentencia donde deje de omitir juzgar sin la perspectiva de género y, sobre todo, de derechos humanos y derechos de las infancias.
“La primera sala de la Suprema Corte votó en unanimidad que los derechos de la víctima en este caso han sido sobajados por el Tribunal Colegiado de Circuito de Ciudad Juárez (al conceder en 2024 el amparo a Aristeo Baca)”.
Mendoza García informó que la ponencia fue turnada al magistrado Ismael Ruiz Villanueva, quien tendrá la obligación de presentar al pleno del Tribunal Colegiado de Circuito un nuevo proyecto con perspectiva de género e infancias.
Indicó que este caso tiene un contexto particular en el que una niña era monaguilla de una iglesia, donde la principal figura de confianza y de atención era el sacerdote Aristeo Baca. Por ello, dijo, la Corte le ordenó al Tribunal Colegiado resolver bajo dichas perspectivas y que, “bajo ninguna manera, desestime un testimonio de la infancia solamente por meras suposiciones”.
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Perpetúan secuelas en víctima
La abogada Érika Mendoza García indicó que la niña y su familia siguen sufriendo hasta el día de hoy, debido a la revictimización del hecho que laceró la humanidad de la menor y la falta de justicia a través de los años.
“En 2015 esa niña empezó a sufrir. En 2018, las autoridades iniciaron con el conocimiento (del caso) y estamos 2025 y todavía no hay una justicia, por lo menos, en el ámbito jurisdiccional. Lo que a esa niña le ha llevado estar aquí en este momento es una pérdida que ni como sociedad podemos reparar. No solamente en lo económico, sino en lo social, en lo psicológico, en todo lo que esa niña es”.
Eliana Treviño, integrante del equipo de psicología de Sin Violencia A.C., explicó que la organización sigue trabajando con la menor y su familia debido a las repercusiones que tuvo denunciar y exigir justicia.
Señaló que existe un sentimiento de culpa por todo lo que se perdió tras la denuncia: perdieron su entorno; tuvieron que dejar su vivienda por muchos años por todas agresiones directas por parte la comunidad, que vandalizó su vivienda; ella dejó sus amistades y su escuela.
“No nada más fue el hecho de vivir este delito, sino todo lo que como efecto colateral afectó precisamente todo el entorno social, emocional de la niña”, señaló Treviño.
La psicóloga de Sin Violencia A.C. reconoció que lamentablemente cuando la persona agresora tiene mayores índoles de poder económico, político y social, como Aristeo Baca, se presenta un contexto de castigo social para las víctimas.
Sin embargo, aseguró que hay organizaciones e instancias públicas dispuestas a escuchar y trabajar por las víctimas que se atreven a hablar y alzar la voz.