diciembre 11, 2024
Investigaciones Medioambiente

‘Campo minado’ de aguas negras deteriora calidad de vida en el suroriente

Ocho colonias de la zona periurbana suroriente concentran el mayor número de desbordamientos de aguas negras. Los habitantes hacen sus actividades cotidianas entre el agua estancada y el mal olor, ocasionándoles enfermedades alérgicas y gastrointestinales, así como afectaciones sociales y emocionales.

Por Jonathan Álvarez / YoCiudadano

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Las calles del suroriente de la ciudad se han convertido en campos minados de aguas negras, donde cada vez es más común encontrarse con arroyos ocasionados por el desbordamiento de alcantarillas. 

Habitantes de este sector de la ciudad señalan que esta problemática les ha ocasionado afectaciones de salud, incluso emocionales y sociales.

Actualmente hay al menos 241 casos de alcantarillas tapadas y contaminación por aguas negras en la zona periurbana suroriente de la ciudad, de acuerdo con la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Juárez (JMAS). 

Según la descentralizada, los reportes por desbordamiento de aguas negras se concentran en ocho colonias: Senderos de San Isidro, Parajes de San Isidro, Carlos Castillo Peraza, Olivia Espinoza, Parajes del Sur, Fray García de San Francisco, Mezquital y Gómez Morín.

Según el Informe de Servicios Públicos 2024 de Así Estamos Juárez, la satisfacción promedio de la población juarense con el servicio de drenaje y alcantarillado tiene una calificación de 7.79 de 10. 

Por su parte, el Gobierno del Estado asegura tener un 100 por ciento de cobertura en el tratamiento de aguas residuales en la ciudad, pues se cuenta con cinco plantas de tratamiento operadas por la JMAS y empresas concesionadas.  

En contraste, las aguas residuales sin tratamiento alguno se acumulan en las calles, deterioran el pavimento y llenan los diques contaminando el suelo, la vegetación y el aire, impactando la vida cotidiana de los habitantes en el suroriente. 

El saneamiento es un derecho humano esencial para una calidad de vida óptima, evitar enfermedades y contaminación al medioambiente, indica la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

El contacto con heces puede ocasionar diversas enfermedades graves como fiebres, cólera, tifoideas, hepatitis, diarrea y malnutrición. Por ello es esencial tener instalaciones sanitarias seguras, indica el organismo internacional. 

Canal de aguas negras en calle Flor del Desierto en Parajes de Oriente / Foto: Jonathan Álvarez
Comer, caminar y vivir entre agua del drenaje  

A Rocío Bautista, habitante de Parajes de Oriente, ya no le causa asombro el riachuelo de aguas residuales que comienza en la esquina de su casa, en la calle Flor del Desierto. 

Cuando la alcantarilla se tapa, el río de aguas negras recorre un parque lineal, la Secundaria Federal 21, el preescolar Arturo Rosenblueth y decenas de casas, hasta llegar a un dique que a menudo rebasa su capacidad, dicen las vecinas. 

Al paso del riachuelo, el agua se estanca en la vegetación del lugar, daña el pavimento e incluso es bebida por aves y perros callejeros.  Mientras, la población de Parajes de Oriente tiene que caminar entre aguas negras, respirar el olor y padecer enfermedades alérgicas y gastrointestinales, señalan vecinos. 

“Uno malamente se acostumbra, pero es bien incómodo porque no puedes hacer nada en tu patio por la peste. No puedes hacer la típica carnita asada afuera porque está el olor, no puedes invitar a alguien a tu casa porque no van a comer a gusto, y cuando sales tienes que estar saltando el agua para poder cruzar y no mancharte”, describe Rocío. 

Los habitantes de Parajes de Oriente deben brincar el agua estancada para no ensuciarse / Foto: Jonathan Álvarez

Las y los vecinos de Parajes de Oriente relatan que la problemática lleva años, desde que llegaron al fraccionamiento en 2008. 

 Ana Lilia Sánchez y sus vecinas, también habitantes de Parajes de Oriente, experimentan la misma situación. Aseguran que el mal estado de la red de alcantarillado ocasiona que las aguas negras salgan por las coladeras de las casas.

“Es muy incómodo porque toda esa suciedad se mete en las casas. El olor llega hasta dentro y no se puede ni comer por la pestilencia”, lamenta Ana Lilia. 

Las vecinas entrevistadas concuerdan en que los tiempos de respuesta para que el personal de la JMAS acuda a destapar las alcantarillas van de uno a dos meses. 

Un panorama parecido se presenta a lo largo de toda la calle Desierto de Kavir, a un lado de las Segundas de Parajes de Oriente, por donde circulan decenas de personas para hacer compras o comer en los puestos ambulantes. 

El río de aguas negras recorre toda la calle hasta desembocar en dos diques que hasta el momento están a media capacidad. 

El brote de aguas negras en la calle Desierto de Kavir, a un lado de las segundas, ha deteriorado el estado de la calle / Foto: Jonathan Álvarez
Entre la omisión gubernamental y la ‘falta de cultura’ 

Tomás Lizárraga, coordinador de proyectos de la asociación ambientalista Juárez Limpio, explica que la problemática es un claro riesgo a la salud pública, pues en dichos estancamientos de agua se pueden encontrar bacterias y parásitos peligrosos para el ser humano.   

Señala además que, a pesar de que se necesita una estrategia intergubernamental para abatirla, el tema no está actualmente en la agenda pública de los tomadores de decisiones. 

Por su parte, Daniel Valles, coordinador de comunicación social de la JMAS, atribuye la situación al actuar de las y los ciudadanos. Asegura que por “falta de cultura” los habitantes vierten grasas y basura en el sistema de drenaje.  

Otra de las causas atribuidas a la ciudadanía es el robo de las tapas de alcantarilla. Según la descentralizada, esto ocasiona que la tierra y piedras lleguen al sistema de alcantarillado, ocasionando que se tape.  

“Este es un tema complejo que sí tiene un componente de cultura, pero también está la responsabilidad de las autoridades estatales y municipales”, agrega Lizárraga. 

Hasta hace unos meses, el servicio de recolección de basura no era frecuente, de acuerdo con habitantes del suroriente. Esto ocasionaba que los lotes baldíos, las calles y los parques se convirtieran en basureros clandestinos. 

Además, muchas de sus calles no están pavimentadas. Tomás señala que en estos casos la tierra llega a las alcantarillas debido a los vientos, ocasionando sedimentación y mal funcionamiento de la red.   

De acuerdo con un informe de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) entre México y Estados Unidos, el 40 por ciento de la red de alcantarillado en Ciudad Juárez está en la última etapa de su vida útil y necesita su reposición o rehabilitación. 

Otra de las causas por las que la red de alcantarillado colapsa, es porque en Ciudad Juárez no hay un sistema de drenaje pluvial, lo que provoca azolve en las alcantarillas e incremento de la carga hidráulica, detalla el informe. 

Rocío Bautista dice que es necesario concientizar a la población sobre la disposición adecuada de los residuos sólidos, pero también señala que debería de existir un programa de mantenimiento preventivo en el sistema de alcantarillado.  

Por su parte, la JMAS asegura que la red de drenaje es funcional y que se llevan a cabo proyectos de reposición de las líneas generales. 

Creo que tenemos el derecho de vivir dignamente, sin este tipo de problemas, por lo que debería haber un programa de mantenimiento para que esto no esté pasando”, considera Rocío. 

Para llegar a la escuela, niñas y niños deben pasar por el agua estancada / Foto: Jonathan Álvarez