El espacio es un comedor y un punto de reunión de la comunidad de las colonias Plutarco Elías Calles y 16 de Septiembre; la organización Juárez Limpio actualmente desarrolla un proyecto de sustentabilidad verde en este lugar.
Por Enrique Brambila / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.– El Banco de Comida del Señor se encuentra en la frontera entre la urbanización de Juárez y su sierra: por un lado, el cerro Bola se impone, reverdecido por las lluvias de julio; por el otro, la mancha urbana, en las que resaltan al fondo el monumento a la Mexicanidad y la Torre Centinela.
El espacio se encuentra en la parte alta de una loma, justo donde convergen las colonias Plutarco Elías Calles y 16 de Septiembre. Cuenta con un comedor, un templo católico, canchas de futbol y otros servicios.
Desde hace algunos meses, la asociación Juárez Limpio colabora con la comunidad en una serie de proyectos encaminados a la sustentabilidad: primero asesoraron con la creación de huertos comunitarios, con los que se hacen algunas despensas para la comunidad, explica Ramona Marrufo, coordinadora del espacio.
“Estamos buscando tener un espacio mejor, más sustentable. Poder también ahorrar agua y que el agua de lluvia se pueda usar de mejor forma. (…) Esta captación de agua, pues más que nada nos va a proteger. Está embelleciendo el lugar, se mira aquí mucho más bonito”, explicó.

La comunidad que removió la tierra
El proyecto consiste en una serie de pozos de captación de agua, jardines de microcuenca y una zanja-bordo de contención. Uno de los beneficios es que el agua de lluvia que llega al Banco de Comida ya no inundaría los salones de catecismo, las canchas ni a las vecinas y vecinos que viven ladera abajo.
“Nos guiamos en un manual que está basado en este tipo de clima y está hecho en Baja California. Es un clima muy parecido a este y son soluciones como estas las que estamos implementando”, dijo el arquitecto Alejandro González, responsable de diseñar el proyecto.
La mano de obra es totalmente voluntaria. La gente de la congregación es quien se encarga de escarbar, mover tierra, colocar grava y cáscara de nuez. Hombres de todas las edades toman una pala, un pico o una carrucha para trabajar, auxiliados por Lluvia Herrera, vinculadora comunitaria de Juárez Limpio, y Alejandro.
“Todas las personas que vienen al Banco de Comida vienen por un apoyo o una despensa, pero aparte no nada más vienen a recibir, también vienen a dar. Dan de su trabajo. Trabajan con sus manos. Nos apoyan en lo que necesitamos. Es un lugar bastante grande, y necesitamos mantenerlo limpio. Tratamos de tener un lugar seguro para los niños, que tengan donde jugar, y esto ha integrado mucho a la comunidad”, agrega Ramona.

El milagro de reverdecer
Para Ramona, desarrollar la conciencia ecológica en la gente es importante, porque en ella residen valores como la solidaridad y la responsabilidad, y han visto el cambio en las vidas de las personas.
“Hay gente que nos platica que ya se llevan de aquí las semillitas, o lo que sea, y ya plantan en sus casas. Para eso también ha sido mucho apoyo. Hay señores que aquí llegaban con problemas de alcoholismo o drogas y han cambiado sus vidas, porque ya tienen un propósito, ya tienen algo que ellos pueden decir ‘yo hice eso, yo lo trabajé con mis manos, yo trabajé en ese proyecto’”, comenta.
De la misma forma, Ramona aprovecha para agradecer a Juárez Limpio por el apoyo y la asesoría tanto con el proyecto de los pozos como el de los huertos urbanos.
