mayo 3, 2025
Sociedad

Reto a la Juventud: dignificar a las mujeres usuarias de drogas

El centro Reto a la Juventud Juárez atiende a mujeres usuarias de drogas en situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles un proceso de sanación física, emocional y espiritual, junto con capacitación para su reintegración social.

Por Elizabeth Ramos / YoCiudadano

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Desde hace 46 años, el centro de rehabilitación Reto a la Juventud Juárez ha sido pionero en la atención especializada a mujeres y adolescentes de entre 18 y 59 años con problemas de consumo y abuso de alcohol y drogas.

Ubicado en el suroriente de la ciudad y fundado por Elena Porras en 1979, Reto a la Juventud Juárez surgió como parte de la organización internacional Global Teen Challenge. En México existen otros seis centros de esta organización enfocados en la atención a hombres, pero en esta frontera, el enfoque ha sido exclusivamente hacia mujeres.

Clemente Ríos Hernández, pastor y director nacional de Reto a la Juventud México, explica que en sus inicios el trabajo se centraba en jóvenes en conflicto con la ley. Sin embargo, pronto identificaron una fuerte estigmatización hacia las mujeres usuarias de drogas, lo que evidenció la necesidad de crear espacios de rehabilitación para ellas, una necesidad que, asegura, aún persiste.

Ante este contexto, Reto a la Juventud Juárez nació con la visión de ofrecer un espacio que dignifique la vida de las mujeres usuarias de drogas, mediante un proceso integral de rehabilitación para ellas y sus familias, resalta el director.

Actualmente, el proceso de rehabilitación en el centro tiene una duración de seis meses, en los cuales las usuarias reciben atención médica, acompañamiento psicológico y emocional, asesoría con consejeros en adicciones, alimentación, alojamiento y la oportunidad de participar en actividades artísticas.

Foto: Elizabeth Ramos

El modelo terapéutico que se aplica también se basa en valores espirituales, destaca Ríos Hernández.

Además, se les brinda capacitación para el trabajo a través de talleres de repostería, cocina, costura, computación y fotografía, con el fin de facilitar su reincorporación a la vida productiva, ya sea mediante el empleo o el emprendimiento de un negocio.

Durante el proceso, también se trabaja con sus familiares e hijos e hijas, quienes pueden visitarlas dos veces por semana y participar en actividades dentro del centro. Asimismo, reciben atención psicológica si la requieren.

“A veces hay muchas áreas en la vida familiar que afectaron al punto de que la persona tomará la decisión de consumir, y necesitamos que la familia se dé cuenta de eso”, comenta Ríos.

Aunque la sostenibilidad del centro depende en gran parte de las cuotas de las usuarias y de donativos de empresas y organizaciones internacionales, el director explica que también se otorgan becas por parte del centro y del gobierno municipal.

Foto: Elizabeth Ramos
Dignificar a las mujeres usuarias de drogas

Brindar un trato digno a las usuarias es uno de los principales objetivos de Reto a la Juventud, afirma Clemente Ríos. Se trata de ofrecer un espacio adecuado, limpio y seguro, distinto a las condiciones que muchas de ellas enfrentaban antes de llegar al centro, como vivir en las calles o en anexos donde sufrían distintos tipos de violencia.

El director subraya que lo importante es que las mujeres usuarias se den cuenta de que existen otras opciones para ellas, más allá de la calle o del estilo de vida al que estaban acostumbradas.

Actualmente, hay 15 mujeres en proceso de rehabilitación. Mientras esperan su clase del día en la biblioteca, aprovechan el tiempo para conversar y reír entre ellas. En el salón se aprecian coloridos cuadros de pintura y arte elaborados por las propias usuarias, reflejo de su creatividad y vivencias.

Con entusiasmo, comparten que sus talleres favoritos son la repostería —donde aprenden a preparar todo tipo de postres, como pasteles y empanadas— y la costura, ya que ahora saben confeccionar bolsas y pulseras.

Foto: Elizabeth Ramos

Clemente Ríos señala que existen diferencias significativas entre los centros de rehabilitación para hombres y los de mujeres, incluso en la infraestructura. En cuanto al servicio, explica que las mujeres requieren un acompañamiento emocional y psiquiátrico especializado. 

Flor (seudónimo para proteger su identidad) lleva seis meses en rehabilitación. Tras superar 15 años de consumo de cristal, hoy se siente diferente. Su taller favorito es la repostería, y su especialidad, las empanadas.

Su propósito es concluir su proceso para reencontrarse con sus hijos y emprender un negocio de repostería. Flor afirma que llegar al centro fue como recibir un “apapacho”, un lugar donde recibe un trato amable, respetuoso y generoso, muy distinto a lo que había vivido anteriormente.

Para Ríos, historias como la de Flor demuestran la importancia del trabajo con mujeres, ya que no solo transforma sus vidas, sino también las de sus familias y comunidades.

El difícil camino a la rehabilitación

Clemente Ríos explica que muchas mujeres comienzan a consumir drogas por influencia de sus parejas, lo que incrementa el riesgo de recaída al egresar del centro. “A veces la pareja es el abusador o el vendedor de droga que aparece en cuanto ella sale”, señala.

Además, debido al estigma social y a la carga de cuidados que enfrentan por sus hijos e hijas, son ellas quienes menos buscan ayuda, asegura el pastor.

A esto se suma que la mayoría de las usuarias provienen de contextos de pobreza y han sido víctimas de diversas formas de violencia, incluida la sexual, indica Ríos.

Pastor Clemente Ríos Hernández / Foto: Elizabeth Ramos

“Muchas de las veces la maternidad les impide buscar un centro para poder atenderse. Y cuando llegan es porque definitivamente están en una situación bastante grave”, lamenta el director.

Los primeros 15 días de rehabilitación son cruciales, ya que implican un proceso de desintoxicación que puede hacer que quieran abandonar el centro. Por ello, Ríos subraya la importancia del acompañamiento médico y emocional constante, ya que muchas llegan enfermas y con desnutrición severa.

Una vez recuperadas, las usuarias participan en talleres, reciben consejería y se adaptan a una nueva rutina con horarios establecidos, con el objetivo de adquirir nuevos hábitos y recuperar su autoestima.

Ríos considera que la mejor forma de abordar las adicciones es a través de la prevención, mediante campañas y trabajo con las familias. Asimismo, destaca la necesidad de impulsar nuevos centros y generar condiciones que permitan a más mujeres acceder a este tipo de servicios.

“Creo que si logramos que las mujeres tengan acceso a los centros de rehabilitación, vamos a lograr impactar a sus hijos en un futuro y lo más seguro es que ellos no lleguen al consumo”, concluye.

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Reto a la Juventud pone a disposición sus servicios para mujeres de 18 a 59 años con problemas de consumo de alcohol y drogas. Las instalaciones están ubicadas en la calle Puerto Cádiz, número 1624, en la colonia Tierra Nueva I.
Las mujeres interesadas en rehabilitación pueden comunicarse al número 656 290 3914 para conocer los costos y la disponibilidad de becas para ingresar al centro.