julio 2, 2024
Investigaciones

Refugios para mujeres operan en la incertidumbre por retraso en la entrega de recursos

Por tercer año consecutivo, el gobierno federal ha retrasado la entrega de 485.6 millones de pesos asignados a los refugios para mujeres víctimas de violencia de género, lo que limita y dificulta la atención y acompañamiento integral que brindan, denuncian organizaciones civiles.

Por Elizabeth Ramos / Portada: Favia Lucero

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Por tercer año consecutivo la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) retrasó la entrega del presupuesto a los Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia de Género. Organizaciones han denunciado que esto dificulta la operación de los refugios y limita el acompañamiento integral a las víctimas, puesto que es el único recurso económico que cubre las necesidades y servicios que brindan estos espacios.

Este año la partida presupuestal del ‘Programa de Apoyo para Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género sus Hijas e Hijos’, dirigido por la CONAVIM, es de 485 millones 673 mil 998 pesos, con los que se pretende financiar 111 proyectos aprobados: 72 de refugios y 39 centros de atención externa de la Red Nacional de Refugios (RNR). 

De acuerdo con Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios, después de tres meses la CONAVIM no ha entregado el presupuesto correspondiente a 111 proyectos, bajo el argumento de que lo hará de forma paulatina durante lo que resta de abril, continuando con la poca claridad en los procesos administrativos de entrega.

El retraso del recurso que se ha dado año con año representa una limitante para que los refugios operen correctamente, pues se enfrentan a la escasez de los insumos básicos para brindar los servicios de atención a las mujeres que los habitan y las que esperan un lugar.

La también activista señaló que la afectación también recae en las profesionistas que atienden en estos refugios, ya que siguen brindando ininterrumpidamente los servicios, de cara al compromiso que se tiene. Sin embargo, se posterga el pago de honorarios y hay limitaciones en los insumos y recursos materiales para la atención. 

Tan solo en 2023, la RNR acompañó a 20 mil 284 mujeres, niñas y niños, atendió a 18 mil 206 mujeres, niñas y niños —quienes tuvieron que salir de casa, por temas de violencia física, psicológica y sexual— través de los refugios y centros de atención externa, ofreció 22 mil 42 acompañamientos feministas y brindó 1 mil 758 asesorías a través de redes sociales y línea telefónica. 

Aunque aún no hay cifras de este año, Wendy Figueroa detalló que en la mayoría de los refugios se ha visto un incremento del 21 por ciento en las atenciones de enero a marzo 2024, en comparación al trimestre del año anterior.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021), del total de mujeres de 15 años y más, 70.1 po ciento ha experimentado al menos un tipo de violencia en su vida, prevaleciendo la violencia emocional (51.6 por ciento) y la sexual (49.7 por ciento). Respecto de 2016, los resultados de 2021 muestran un incremento del 4 por ciento en la violencia contra las mujeres a lo largo de su vida.

Bajo este panorama, las violencias no han disminuido y el retraso de los recursos solo genera incertidumbre en la operatividad de los refugios, que no es negociable ni responde a los tiempos administrativos de las instituciones.

Fotografía: Elizabeth Ramos

 

En Ciudad Juárez se ubica uno de los refugios más grandes de todo el país, con capacidad para 11 mujeres con sus hijas e hijos, que representa un espacio seguro y de respiro para atender y salvaguardar la vida de las mujeres, sus hijas e hijos víctimas de violencias de género.

De acuerdo con la RNR, los refugios son espacios seguros y confidenciales que restituyen derechos, promueven el acceso a la justicia, previenen los feminicidios y brindan protección de forma gratuita y atención integral especializada.

 Un refugio brinda atención psicológica, médica, social, psicopedagógica, jurídica, capacitación para el empleo, autogestión económica, entre otras. Además, la atención y el acompañamiento es bajo el principio de no-revictimización, con enfoque de derechos humanos, perspectiva de género y multiculturalidad.

 Elia Orrantia Cárdenas, directora de la asociación civil Sin Violencia, señala que además de brindar estos apoyos, los refugios deben otorgar todo lo necesario a las familias que ingresan, como alimentos, ropa, artículos de higiene personal, útiles escolares, documentos personales, medicinas y todo lo que una persona requiere para tener una vida digna. 

Por ello, ante las necesidades que se deben cubrir en un refugio, las organizaciones han expresado su preocupación e incertidumbre con la demora de los recursos.

Rosa, de 35 años, compartió su testimonio con la RNR y habló sobre su experiencia en el refugio, resaltando sus aprendizajes:

 “En el refugio aprendí que el derecho más importante es a vivir sin violencia. También tengo derecho a ser quien soy, a tomar mis propias decisiones y a ser libre, a ser libre en todo sentido: en tiempo, en espacio, en intimidad, en decisiones en todo”. (testimonio tomado de la Red Nacional de Refugios). 

Uno de los problemas recurrentes que enfrentan los refugios es el desabasto de medicamentos y el costo que representa la atención médica para las víctimas.

Elia Orrantia señala que el presupuesto que obtienen a través de CONAVIM a veces no alcanza para costear estas necesidades, lo que las ha llevado a buscar donativos y participar en convocatorias de organismos privados o empresariales, que representan “un colchón” para subsistir unos meses, pero no alcanza para cubrir necesidades tan complejas como la salud de las víctimas.

Un 90% de las mujeres que llegan a refugio traen la salud completamente deteriorada, y más la salud mental. Inclusive tenemos mujeres que requieren de atención psiquiátrica y medicamento controlado. Así nos afecta cuando los recursos llegan tarde”.

Ante la falta de subsidios estatales y municipales que apoyen a los refugios, Orrantia explica que la convocatoria de CONAVIM es la única que cubre casi todas las necesidades que requiere una mujer en los refugios: “por ello la inminente necesidad de que haya celeridad en la entrega de los recursos”, puntualizó.

Durante 2022 los refugios atendieron a 59 mujeres con sus hijas e hijos, mientras que en 2023 fueron 66 víctimas. En lo que va del año ya se han atendido a más de 20. Lo anterior, ha obligado a que la plantilla de personal especializado aumente y la lista de espera de víctimas sea cada vez más larga, compartió Sin Violencia. 

 

Fotografía: Abraham Rubio.
Presupuesto para refugios no es suficiente

Frente a este panorama, Wendy Figueroa señala que hablar de presupuesto es hablar de derechos: de ahí la exigencia de que exista una política fiscal feminista y un aumento real y significativo en los presupuestos para refugios.

La activista reiteró la importancia de se agilicen los procesos de entrega de recursos, porque las violencias no tienen caducidad, no tienen temporalidad y por supuesto que tampoco las violencias reconocen los procesos burocráticos”. 

De acuerdo con el ‘Análisis del Presupuesto para Refugios rumbo al X Informe de la CEDAW’, entre 2018 y 2024 el presupuesto específico a refugios solo incrementó 10.3 por ciento en términos reales. En ese mismo lapso, el presupuesto aprobado se recortó: 4.9 por ciento en 2019, 5 por ciento en 2021 y 3.1 por ciento en 2022. 

Cabe destacar que el presupuesto asignado para 2024 (485 millones 673 mil 998 pesos) solo representa un aumento del 0.2 por ciento (119 mil 25 pesos más) en comparación con el año anterior.

Wendy Figueroa señala que el aumento no es proporcional al costo de los bienes y servicios que más se utilizan en los refugios. Además, “contraviene la ley en el principio de progresividad en el gasto para los derechos humanos”, puntualizó.

De acuerdo con Elia Orrantia una de las demandas que año con año señalan desde Sin Violencia es la necesidad de que el presupuesto que proviene de la CONAVIM cubra los 12 meses del año, porque, además de llegar tarde, solo alcanza para 8 o 9 meses. A esto se suma la propuesta de que la convocatoria sea cada dos años, para asegurar que en el segundo año el refugio cuente con el recurso sin retrasos.

Desde la RNR se ha exigido al gobierno federal que garantice presupuestos con perspectiva de igualdad y derechos humanos, y promueva una política fiscal feminista que permita recaudar impuestos igualitarios que vayan dirigidos a los programas de mujeres, infancias y adolescentes. Otra de las demandas es que se destinen fondos plurianuales y progresivos para los refugios, casas de las mujeres indígenas y para los Institutos de las Mujeres del país.

Fotografía: Favia Lucero