El pasado viernes 14 de febrero fue inaugurada la exposición ‘Los pasos de Alejandra’ en la Ciudad de México, que busca mostrar la vida de Lilia Alejandra García Andrade, víctima de feminicidio en 2001 y cuyo caso llegará a la Corte Interamericana este año.
Abraham Rubio / YoCiudadano
Ciudad de México.— Lilia Alejandra García Andrade se ve feliz y sonriente en las fotografías de su niñez y adolescencia, como hija al lado de sus padres, como hermana y, aunque por un corto periodo, como madre.
Jade García Andrade, su hija, recuerda que esa sonrisa caracterizó a Lilia Alejandra durante sus 17 años de vida.
“Siempre llevó a cabo el lema que tenía: ‘si yo le sonrío al mundo, el mundo me va a sonreír’. Cada foto que se tiene de ella se le ve sonriente, se le ve feliz, se le ve alegre y es lo que yo quería mostrarle hoy a la gente, cómo era ella: esa mujer alegre, risueña, no ese triste caso de violencia en México”, expresó.
El pasado viernes 14 de febrero fue inaugurada la exposición ‘Los pasos de Alejandra’ en el Centro Cultural Futurama en la alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, para reescribir en su 24 aniversario luctuoso el recuerdo que la ciudadanía tiene de la juarense, víctima de feminicidio en febrero de 2001.
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Jade, hija de Lilia Alejandra y creadora de la exposición artística, explicó que la idea fue reunir fotografías, testimonios y objetos que pertenecieron a su madre para poder mostrar a la mujer, la madre, la hija, la amiga y la estudiante.
“Quería recordarla como la gente que la conoció en vida, como lo que era: una joven soñadora, madre soltera, trabajadora que no permitió que nada le truncara su vida, ni sus niños, ni lo que le venía en camino. Ella siempre iba hacia adelante”, expresó.
Para Jade, Norma Andrade (madre) y el resto de su familia, fue un trabajo bastante largo, cansado, pero muy gratificante el poder mostrar que Lilia Alejandra fue más que la víctima de feminicidio o el caso que llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) tras 24 años de injusticia por parte del Estado mexicano.
“Yo quería recordarla como quien era antes de ser un número o una cifra, un caso más”, indicó.
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Los pasos de Alejandra
La exposición recibe a las personas con un bordado grande en el que se puede ver escrito ‘Los pasos de Alejandra’. A un costado otro, igual o más grande, hecho por Jade e integrantes de una colectiva feminista: es el bordado del retrato que Norma Andrade lleva colgando en su cuello desde 2001 para exigir justicia por su hija.
La exposición permite ver momentos de la breve vida de Lilia Alejandra. La estudiante de primaria risueña, sentada en su pupitre y en festivales escolares. Sus diplomas y la página del periódico donde aparece y que su madre guarda con orgullo.
Están ahí las imágenes de la quinceañera vestida de blanco, bailando con su madre y su padre, y las de su etapa como mamá, solo con Jade, porque no alcanzó a tomarse fotos con Kaleb.
Están también su chamarra de los Toros de Chicago, sus peluches del Demonio de Tasmania, un par de muñecas de tela y parte de la batería que Alejandra le regaló a su madre con su primer sueldo.
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Al final de la exposición, debajo de las fotografías de su lápida y murales hechos en su memoria, hay una carpeta con decenas de testimonios de amigos y familia. Jade, que era muy pequeña para recordar a su madre, agregó que esta parte es para conocerla a través de las personas que la conocieron en vida.
Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra, quiere recordar a su hija como lo que fue y, más que recordar su muerte, recordarla en vida y que la reconozcan más personas como “una mujer viva, inquieta, inteligente, amorosa, comprometida y sensible, llena de vida y con mucha ilusión por criar a sus hijos”.
El próximo 26 de marzo, el caso de Lilia Alejandra llegará finalmente a la CoIDH, donde su familia y sus abogados buscarán denunciar que las investigaciones sobre feminicidio y desaparición se siguen haciendo en México sin perspectiva de género, ni perspectiva de infancia, sin entender las condiciones de violencia y de vulnerabilidad para las mujeres.
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