noviembre 11, 2025
Sociedad

Horizontes de color: la resignificación del espacio a través del arte y la participación

El proyecto socio-artístico de Colectivo Tomate busca fortalecer la confianza colectiva, fomentar la participación comunitaria y generar sentido de pertenencia con narrativas de su día a día a través del arte.

Por Elizabeth Ramos / YoCiudadano

Ciudad Juárez, Chihuahua.– Con murales que recuperan las historias del barrio y talleres socio-artísticos que activan la participación comunitaria, Horizontes de Color ha dejado huella en las colonias Campestre Virreyes y José Martí –al sur de la ciudad– al resignificar sus espacios públicos y fortalecer los lazos comunitarios.

Desde 2023 hasta julio de 2025, el proyecto socio-artístico impulsado por Colectivo Tomate, se ha desarrollado en dos etapas de intervención con el fin de fortalecer la confianza colectiva, fomentar la participación comunitaria y generar sentido de pertenencia entre los habitantes de la Campestre Virreyes y José Martí, explica Amalia Rodríguez, coordinadora de Horizontes de Color en su segunda etapa.

En esos dos años, el Colectivo logró reunir a través del arte a miles de vecinas y vecinos que decidieron transformar su entorno y crear nuevas narrativas de su día a día a través del arte, la confianza y el encuentro vecinal.

El contacto con la comunidad se fue tejiendo de poco a poco, dice Amalia. Lo primero fue identificar sus necesidades y problemáticas, y a partir de ello, diseñar en conjunto los procesos socio-artísticos donde toda la comunidad pudiera participar, cuenta.

Foto: Elizabeth Ramos.

Durante la segunda etapa se realizaron actividades como círculos de bordado, teatro participativo, talleres de fanzine, de cartonería y de pintura en tela, así como jornadas de limpieza y talleres de comunicación no violenta.

A su vez, se realizaron otros talleres en donde la comunidad compartió sus saberes y conocimientos sobre algún arte, actividad u oficio, con el fin de fortalecer los lazos comunitarios y rescatar los saberes de los adultos mayores.

Otra de las intervenciones fue la rehabilitación del Parque Indonesia de la colonia José Martí, el cual se encontraba en abandono y vandalizado, recuerda Amalia.

Ahí, las vecinas y vecinos se sumaron a limpiar y pintar murales junto con artistas. También se pintaron una serie de juegos en piso, creados para invitar a las infancias a moverse, imaginar y compartir.

Además, se instaló un parklet comunitario como zona de descanso, con sombra, bancas, vegetación y un lugar para las bicicletas, con el fin de que la comunidad tuviera un lugar para el encuentro y la convivencia.

“A partir de estas actividades, los mismos vecinos comenzaron a organizarse para plantar árboles, arreglar los jueguitos y comenzaron a apropiarse del parque, de cuidarlo y visitarlo”, comparte Amalia.

Otro de los procesos colectivos fue la continuidad de la pinta de murales, ahora en las bardas de las calles Rodesia y Somalia, en donde se crearon 25 murales por 8 artistas, entre ellos Deko Uno, Meny, Tala, Mi Cheel, Syrok, WAN, Mick, Mambo y Meat.

Primera Etapa de Horizontes de Color. Foto: Elizabeth Ramos.

En los murales se plasmaron personajes, familias y anécdotas clave de la memoria colectiva de las colonias, explica Amalia, convirtiéndose en un referente de identidad para quienes transitan las calles.

En la primera etapa de los murales, concluida en mayo de 2024, se crearon 53 murales por 25 artistas, sobre la barda perimetral del aeropuerto de la ciudad que mide 6 mil 900 m², un contorno que abarca las colonias Campestre Virreyes y José Martí.

“El objetivo es generar procesos colectivos, nosotros llegamos y empezamos a pintar un mural y que la misma gente de la comunidad se empiece a interesar, se acerque, participe y vea cómo estos procesos ayudan a mejorar su entorno”, dice Amalia.

Para Guillermo Milano, director ejecutivo de Colectivo Tomate, el objetivo de Horizontes de Color es justo proponer nuevos horizontes, desde una barda sin color con situaciones difíciles a ver algo diferente en ella, una barda con murales que une a dos colonias.

“Son obras de arte a pie de calle que tienes la oportunidad de ver todos los días al salir de tu casa y sin duda el arte algo que tiene es que te inspira”, comparte Milano.

Grupo de vecinas de la colonia José Martí. Foto: Elizabeth Ramos.

El arte de recuperar los espacios en medio de la violencia

Julia Rodela Ocaña, de 64 años, es habitante de la colonia José Martí desde hace 50 años. Ella ha participado activamente en el proyecto desde la primera etapa y ha vivido de primera mano la transformación de su colonia a partir de las actividades del Colectivo Tomate.

Ella describe a su colonia como un lugar herido y violento, a veces tranquilo y otras no tanto. Sin embargo, la esperanza de que eso cambie, la han llevado a colaborar en las acciones del Colectivo.

Recuerda que cuando iniciaron eran tres personas, pero con el tiempo el grupo creció a casi 20. A ella la siguen su hermana, su hija y su nieto, quienes también se sumaron a rehabilitar y pintar el parque.

Julia considera que durante el tiempo que ha estado el Colectivo, la colonia ha cambiado y ellas como grupo se han fortalecido. Hay más conexión y convivencia con los vecinos, ahora se cuidan unos a otros.

“Ha significado una gran experiencia y un gran aprendizaje para mí, porque nos dio una esperanza, de demostrarnos que cuando hay comunidad y empatía podemos salir adelante”, comparte Julia.

De acuerdo con Guillermo Milano, parte de las acciones es trabajar en la conexión y la confianza en la comunidad, que las personas aprendan a comunicarse, organizarse y cambiar las narrativas que perpetúan las violencias.

Segunda Etapa de Horizontes de Color. Foto: Elizabeth Ramos.

Explica que al llegar a Campestre Virreyes y José Martí se encontraron con una comunidad compleja que ha sido vulnerada con diferentes tipos de violencias: narcomenudeo, asaltos, asesinatos, abandono, violencia institucional y comunitaria.

“Hay veces que la misma sociedad excluye a colonias enteras, pero lo que encontramos en cada una de estas comunidades es gente que tiene ganas de cambiar, gente que tiene ganas de salir adelante, encontramos niños y adultos que tienen historias maravillosas, de mucho esfuerzo”, señala.

Explica que, a través de los talleres socio-artísticos y la creación de los murales, han logrado un impacto significativo en las personas, porque ahora tienen un lugar de encuentro en donde comparten sus anhelos, sus sueños, sus miedos, sus esperanzas, y eso los motiva a seguir avanzando.

“Esto que estamos haciendo nosotros es un caminito hacia la paz. La conexión entre las personas y el recuperar la confianza es lo que hace que las comunidades sean más fuertes, más consolidadas y donde hay una comunidad unida es más difícil que entre en la violencia”, comparte el director del Colectivo.

Amalia Rodríguez, coordinadora de Horizontes de Color. Foto: Elizabeth Ramos.

Por otra parte, Amalia considera importante seguir creando estos espacios donde la gente pueda tener otra perspectiva, otra forma de imaginar y de pensar sus calles, sus parques y sus bardas.

Colectivo Tomate inició su trabajo en 2009 en el estado de Puebla y hasta la fecha han intervenido en 28 estados. Su proyecto Horizontes de Color es impulsado en coolaboración con la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC) y Comex por un México Bien Hecho, y su nueva meta en Ciudad Juárez es expandir su intervención a Riberas del Bravo etapa 7.