YoCiudadano identificó 26 terrenos destinados a áreas verdes o espacios abiertos que han sido privatizados y transformados en yonkes, terrazas, comercios y viviendas.
Jonathan Álvarez / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.— Aunque concentra a una tercera parte de la población de Ciudad Juárez, el suroriente está desprovisto de áreas verdes y parques en buenas condiciones. Tan solo en un polígono integrado por 16 colonias, YoCiudadano detectó que 26 terrenos destinados al desarrollo de áreas verdes han sido privatizados.
La Carta Urbana del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) muestra que en el polígono delimitado por los bulevares Independencia y Manuel Talamás Camandari, y las avenidas Santiago Troncoso y Lote Bravo, hay casi 50 terrenos clasificados como áreas verdes o espacios abiertos.
Sin embargo, quienes habitan las colonias aledañas no disfrutan de estos espacios. En su lugar, se encuentran con yonkes, terrazas de eventos, negocios, otras viviendas y terrenos que son utilizados como estacionamientos.
Un ejemplo es el de la colonia Fray García de San Francisco, una comunidad con una presencia importante de adultos mayores, quienes en reiteradas ocasiones han manifestado su interés por espacios para la recreación.
Denuncian invasión de terreno solicitado por personas adultas mayores
Entre las calles Mesa Central y Fray Antonio de Arriaga se encuentra una serie de terrenos con usos de suelo para área verde, servicios y equipamiento. Sin embargo, el área está ocupada por un yonke y una bloquera. En lugar de un parque, los habitantes de la zona se topan con una pila de automóviles desarmados y bloques de concreto.
En la misma colonia, pero en la calle Custodio de la República, otras cinco áreas verdes han sido transformadas en negocios grandes y pequeños. Entre estos, una gasolinera, una farmacia y una tienda de conveniencia.
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Llegando a la colonia Manuel J. Clouthier, la Carta Urbana del IMIP muestra un corredor extenso de por los menos 8 terrenos de área verde o espacios abiertos. Ninguno de ellos lo es. En su lugar se construyeron viviendas sobre calles angostas e irregulares. Otros terrenos fueron utilizados para una iglesia, tiendas de autopartes y terrazas para eventos.
El despojo de áreas verdes continúa en las colonias Sor Juana Inés de la Cruz y Frida Kahlo, en donde se contabilizaron por lo menos otros ocho terrenos de área verde a los cuales se les ha dado un uso diferente.
En la calle Refugio de la Libertad hay dos terrazas para eventos en un lote que tendría que ser espacio abierto. En la calle Soneto 156 hay una escuela secundaria que cumple la función de equipamiento educativo, pero a un lado hay otra terraza sin nombre visible.
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En la calle Soneto 153, el área fue invadida para la construcción de pequeños locales comerciales. Llegando casi al Centro Comunitario Frida Kahlo se encuentran más terrenos de áreas verdes convertidos en viviendas o invadidos por materiales de una ferretería local.
Otro terreno a un lado del centro comunitario no ha sido desarrollado, pero es usado como estacionamiento, y casi llegando a la calle Mesa Central se encuentra otra área verde ocupada por un yonke sin nombre visible.
Finalmente, en la colonia María Martínez hay por lo menos tres terrenos más de áreas verdes con propósitos similares: estacionamientos y viviendas.
Falta de regulación y supervisión: las claves del despojo
El despojo de áreas verdes en el suroriente refleja la falta de regulación y supervisión sobre el uso del suelo. Sin un catálogo municipal de predios destinados a espacios públicos, la privatización de estos terrenos sigue avanzando sin control. Mientras tanto, miles de habitantes ven reducidas sus oportunidades de acceder a parques y espacios de recreación esenciales para su calidad de vida, señalan especialistas.
La doctora en urbanismo Marina Contreras-Saldaña advierte que el suroriente de la ciudad cuenta con pocas áreas verdes y que muchos terrenos destinados a este propósito solo existen en papel, sin llegar a desarrollarse.
Según Contreras-Saldaña, las áreas verdes son espacios públicos fundamentales que permiten el acceso gratuito a la recreación y el deporte, además de estar vinculadas con una mejor calidad de vida y bienestar.
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Destaca también la necesidad de que el gobierno implemente mecanismos de escucha eficiente, ya que la ciudadanía tiene un gran interés en conocer el entorno de su vivienda. “El problema es que muchas personas desconocen que ciertos terrenos eran áreas verdes o espacios públicos. Al no haber mecanismos de escucha, se pierden oportunidades”, sostiene.
Por su parte, la maestra en planificación urbana Denisse Ortega Leal explica que el suroriente enfrenta una coexistencia compleja de usos de suelo sin haber logrado una consolidación urbana.
Añade que la falta de tierra vacante ha llevado al uso discrecional de las áreas verdes y subraya la importancia de contar con un catálogo de predios municipales accesible para que la ciudadanía pueda identificar terrenos con potencial para parques o equipamiento.
Asimismo, Claudia Arreola, integrante de Plan Estratégico de Juárez, advierte sobre la especulación comercial con terrenos destinados a uso público, especialmente aquellos donados por constructoras, que el Municipio puede vender si no se desarrollan en cinco años, por lo que propone colocar letreros que identifiquen los terrenos de donación para que la ciudadanía pueda gestionarlos antes de que sean vendidos.
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Las Aferradas: organización y resistencia en la comunidad
Brissa Maltos, coordinadora de la Red de Vecinos de Juárez, denuncia que la falta de transparencia en el uso de suelo y en los procesos de enajenación de terrenos desincentivan la participación ciudadana. Explica que, cuando los vecinos identifican un predio destinado a área verde o equipamiento, las autoridades suelen aprobar su venta o lotificación en lugar de preservarlo.
Sin embargo, existen casos exitosos de organización y resistencia ciudadana. Un ejemplo emblemático es el de Las Aferradas, un grupo de mujeres de la colonia Carlos Castillo Peraza que en noviembre de 2023 logró impedir la venta de un terreno destinado a área verde.
Las vecinas habían propuesto su desarrollo como parque a través del Presupuesto Participativo, pero no resultaron ganadoras. Poco después, la Dirección de Asentamientos Humanos permitió la lotificación del predio para viviendas.
Ante esto, Las Aferradas organizaron protestas, logrando que la Comisión de Regidores de Asentamientos Humanos realizara una sesión en el lugar, y el Cabildo determinara respetar su uso de suelo como área verde. A pesar de la victoria, las vecinas siguen luchando por convertirlo en un parque.
Brissa Maltos enfatiza que la participación ciudadana es clave para evitar el cambio arbitrario de uso de suelo y señala que la falta de espacios públicos afecta la calidad de vida y genera desigualdad.
“Negar espacios de esparcimiento es una violación a los derechos humanos, pues impacta en muchas otras problemáticas”, concluye.
Habitantes de la Carlos Castillo Peraza limpian terreno donde buscan crear un parque