octubre 12, 2024

Brigadas de atención a migrantes: un proyecto conformado por jóvenes

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Es común ver a un grupo de jóvenes universitarios caminando de un lado a otro por el interior del Centro de Atención a Migrantes (CAIM), institución que pertenece al Consejo Estatal de Población (Coespo) y en donde se les brindan diferentes servicios a los migrantes en tránsito y a las personas repatriadas que llegan a Ciudad Juárez. Actualmente, son seis estudiantes prestadores de servicio social los que se encuentran atendiendo a este grupo poblacional que desde octubre del año pasado comenzó a buscar la forma de cruzar a Estados Unidos a través de esa frontera. Para hacer más eficiente el trabajo de los jóvenes de servicio social, se crearon grupos con responsabilidades especificas a realizar: la Brigada de Atención a Solicitantes de Protección Internacional se encarga de registrar a todos los migrantes que busquen asilo político en Estados Unidos; la Brigada de Atención a Personas Repatriadas lleva un registro de todas las personas que son regresadas al país por Ciudad Juárez; y finalmente, la Brigada de Actividades Lúdicas, que solamente acude cuando es necesario realizar dinámicas para las niñas y los niños migrantes mientras esperan en el CAIM o en los albergues. El titular del Coespo, Enrique Valenzuela, mencionó que debido a la alta demanda de atención y al poco personal con el que contaban se vieron en la necesidad de ampliar capacidades.

“Tenemos varios prestadores de servicios que son externos, personal prestado de la Subsecretaría de Desarrollo Social y la verdad para poder atender debidamente a todas la comunidad en situación de movilidad que vienen a dar aquí es que vimos necesario contar con prestadores de servicio social, con practicantes, con quienes pudieran venir a aportarnos un mayor capital humano para enfrentar las dificultades que está ahorita enfrentando la ciudad”, declaró.

Además, con la decisión del actual gobierno federal de cancelar de los recursos para el Fondo de Apoyo a Migrantes y al Fondo para Fronteras, se tuvo que hacer un recorte de personal en el Coespo, causando que los migrantes y repatriados no recibieran la atención adecuada. Esta situación pronto fue solucionada con la llegada de los jóvenes de entre 20 y 21 años, pues desde enero, fecha en la que comenzaron, se han mostrado activos y serviciales, mencionó el titular del Coespo.

Enrique Valenzuela, titular de la Coespo

Servir a migrantes ha cambiado sus perspectivas

Mónica Ruiz Regalado tiene 21 años de edad y estudia Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Chihuahua, como el resto de sus compañeros que prestan servicio. Comentó que desde que llegó al CAIM se ha encargado de llenar los espacios en blanco del registro único para migrantes, actividad que ahora, gracias a su práctica, le toma menos de 10 minutos.

“Primero pasas a las personas y los anotas en un borrador, luego les pones la edad y la procedencia; pasan uno por uno o todos juntos si vienen en familia, se les toma una foto, se anotan en la lista que antes tenía la Casa del Migrante. En esa lista ya dice el número que sigue y pasan a la captura de datos”, expresó Mónica con fluidez.

La estudiante continuó explicando detalladamente cada paso del proceso por el que tienen que atravesar los migrantes solicitantes de asilo político: “Primero se les pone su número y se empieza con su nombre, qué identificación tiene, un contacto particular. Y de aquí se les pasa a los módulos, normalmente se les pasa a Seguro Popular, porque como van a estar aquí por casi tres meses, por si llega a ocurrir algo, que ojalá no pase, puedan atenderse con un médico”, mencionó. Mientras Mónica explicaba las actividades que realiza toda la semana, su compañero, Roberto Ontiveros Rodríguez, quien estaba sentado a su lado, asentía con la cabeza validando todo lo que escuchaba. Roberto también tiene 21 años y es el único que lleva menos de dos meses realizando su servicio social en el CAIM. Él acude puntualmente todos los sábados a las 8:50 de la mañana y termina su turno a las 2:00 de la tarde.

“Hay que poner las carpas, abrir, limpiar, prender las computadoras, poner las mesas. Si ya hay personas afuera, se levanta un borrador y ya pasan al registro”, dijo el joven, quien además estudiaba Enfermería como una segunda carrera.

Otro de los jóvenes es Bryan Torres Medina, quien a sus 20 años de edad estaba seguro que se dedicaría al comercio exterior cuando terminara su carrera, sin embargo, contó que relacionarse con las personas migrantes y repatriadas le ha cambiado sus planes. “Realmente al inicio no estaba tan interesado de hacer el servicio aquí… pero por compañeros vine, hablé con las personas encargadas y poco a poco me fui interesando y ahorita me interesa mucho, la verdad, incluso dejé de lado el comercio por esto”, declaró Bryan. Algo similar sucedió con Óscar Hernández Pérez, ya que cada vez se siente más interesado en el fenómeno de la migración cuando en un inicio le llamaba la atención la diplomacia. El estudiante de Relaciones Internacionales de 21 años confesó que lo aprendido en la universidad no le ha servido de mucho, pues su trabajo en el CAIM tiene un sentido más social y humano.

“En cuanto a las materias que hemos llevado, los talleres que hemos llevado, no todos vienen con el mismo enfoque de lo que se hace aquí. Eso fue con la idea que entramos, que íbamos a ver algo igual, pero no es lo mismo”, dijo.

Finalmente, Iván Contreras Brito, uno de los primeros prestadores de servicio en llegar al CAIM, opinó que “las personas no deberían salir de su país para sentirse cobijadas, o amadas. La gente no se va porque quiera dejar su lugar de origen, se van porque necesitan buscar mejores oportunidades”. Iván dijo que debería existir una “igualdad verdadera” que le permitiera a las personas desempeñar sus capacidades sociales, profesionales y económicas en sus países de origen, y que solamente se buscara la opción de migrar por gusto, no por necesidad. Por su parte, el titular del Coespo afirmó que este tiempo le permitirá a los estudiantes conocer las necesidades que existen en la ciudad y sembrar en ellos la vocación de apoyar a los demás.

“Hay mucho que hacer y aún a su corta edad se dan cuenta de la capacidad que tienen desde ahorita para incidir en el bienestar de otras personas… Creo que es algo que nos permite ponderar los alcances que tendremos como profesionistas en un momento dado para servir, para transformar, para influir en situaciones de bien”, externó.