noviembre 12, 2025
Sociedad

Denuncian la falta de protocolos para atender crisis de adicciones

El caso del asesinato del pastor Mauro Cabañas visibiliza los riesgos en la atención, señalan. En tanto, el alcalde acusa que la ley limita el actuar policial.

Por Enrique Brambila / YoCiudadano

Ciudad Juárez, Chihuahua.– El asesinato del pastor Mauro Cabañas visibilizó la falta de protocolos y de espacios públicos para atender crisis relacionadas con adicciones y salud mental, señaló artista y documentalista Ángel Estrada Soto.

El director del documental “El diablo a los ojos” –que retrata la vida de un grupo de personas en un centro cristiano de rehabilitación– mencionó haber observado que estos espacios reciben a personas en estados de psicosis o con comportamientos violentos sin contar con acompañamiento médico o respaldo institucional.

“Cuando empecé a visitar la Casa de Rescate Renovados en Jesús, un día llegó un consumidor de drogas en un evidente estado psicótico. Le comenté al encargado que ese hombre necesitaba atención clínica, que deberíamos llevarlo a algún hospital, y él me respondió que de nada servía porque no los recibían”, relató en una publicación en redes sociales.

Estrada Soto sostuvo que el reciente homicidio del pastor Cabañas es consecuencia de un vacío institucional: “Este caso refleja la criminal renuncia del Gobierno de todos los niveles a la atención a las adicciones. No hay protocolos, no hay espacios de contención ni tratamiento”, declaró.

Según su testimonio, antes del asesinato, el presunto agresor habría sido detenido por la policía después de un episodio violento, pero al no existir instituciones públicas que pudieran recibirlo, se buscó canalizarlo a centros dirigidos por iglesias.

“La autoridad no supo qué hacer con él (…) La prioridad era deshacerse de él, así que lo llevaron al único lugar dispuesto a recibirlo: un albergue cristiano”, comentó.

Estrada también apunta que los centros religiosos enfrentan este tipo de casos sin recursos especializados. “La enorme mayoría son totalmente gratuitos y sobreviven con muchas carencias sin absolutamente ningún apoyo gubernamental”, dijo.

Édeer Iseel A.M. fue detenido el viernes por elementos de seguridad pública, sin embargo, murió el mediodía del 10 de noviembre en las inmediaciones de la Ciudad Judicial tras un receso de su audiecncia inicial por el delito de homicidio del pastor Mauro Cabañas, de acuerdo con medios de comunicación.

Al respecto, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE), Gilberto Loya, aseguró que el personal que lo custodiaba únicamente vio cuando se desplomó el detenido. Declaró que su fallecimiento pudo ser resultado de golpes internos, pero sostuvo que será el personal del Servicio Médico Forense (Semefo) el que determiné la causa de muerte.

Revisiones continúan, pero ley limita actuar policial: alcalde

Consultado a inicios de la semana en su rueda de prensa semanal sobre el caso, el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar afirmó que la supervisión de centros de rehabilitación no se ha detenido.

Pero también sostuvo que la ley limita las acciones de los cuerpos de seguridad cuando una persona agresiva o en crisis no está cometiendo un delito.

“Más que los protocolos es la ley. Si la ley nos permite que una persona sea consignada, lo consignamos. Si no nos permite, no podemos”, explicó.

Agregó que, en esos casos, la policía debe remitir a la persona a un centro de rehabilitación: “Si la persona es adicta y no está en posesión de droga (…) se le tiene que remitir a un centro de rehabilitación”, justificó.

“Los que nadie quiere”

Ángel Estrada subraya que, ante la falta de opciones públicas, las iglesias han asumido una labor que institucionalmente no les corresponde.

En el documental “El diablo a los ojos”, el pastor Miguel López —fundador del centro Renovados en Jesús— resume esa vocación con una frase que Estrada retoma para describir el papel de estos ministerios: “Los que nadie quiere, los que todos rechazan, los indeseables, son con los que nosotros trabajamos”.

El documentalista considera que el caso del pastor Cabañas muestra el límite de esa labor: “La vocación por ayudar muchas veces pasa por alto las señales de alerta. Lo que, aunado a la negligencia oficial, desembocó esta vez en una tragedia”, dijo.