noviembre 12, 2025
Sociedad

Senda de la Generosidad: una esperanza para las personas en pobreza extrema

Banco de Alimentos de Ciudad Juárez entrega paquetes alimentarios a personas que se encuentran en pobreza extrema e inseguridad alimentaria, principalmente adultos mayores, personas con discapacidad o en abandono.

 Por Elizabeth Ramos / YoCiudadano

Ciudad Juárez, Chihuahua.– A través de una ruta trazada por toda la ciudad, el Banco de Alimentos de Ciudad Juárez recorre diariamente diferentes colonias, algunas en zonas más alejadas de la mancha urbana, para entregar alimento a personas en situación vulnerable, que por diversos factores carecen de recursos para acceder a una alimentación digna. 

Desde 2019, la asociación civil Banco de Alimentos de Ciudad Juárez tiene la encomienda de combatir la inseguridad alimentaria en la ciudad mediante el rescate, selección y distribución de alimento en las comunidades de mayor desigualdad social y económica.

Su misión es que el alimento rescatado llegue, a través de diferentes programas, a las personas que más lo necesitan: personas sin empleo, con alguna discapacidad, en desnutrición, adultos mayores, madres solteras, comedores y en otras condiciones.

La Senda de la Generosidad es uno de los programas que recorre la ciudad para entregar alimento a personas que se encuentran en pobreza extrema, principalmente adultos mayores sin solvencia económica, personas con alguna discapacidad o en situación de abandono, explica Cristian Hernández, integrante del departamento de trabajo social del Banco de Alimentos.

Actualmente, el programa beneficia a 80 personas de diferentes colonias de la ciudad, principalmente de Anapra, la Fronteriza Baja, los kilómetros y parte de los parajes en el suroriente.

Foto: Elizabeth Ramos.

Por lo menos dos veces al mes las personas reciben un paquete alimentario que contiene diferentes productos no perecederos como frijol arroz, aceite, harina, atunes, cereales, así como frutas, verduras y comida preparada que llega de donaciones como pasteles, panes, pollo, entre otros alimentos.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en Ciudad Juárez hay más de 187 mil personas en carencia alimentaria, es decir, no tienen acceso a alimento suficiente para sus familias, y hay más de 34 mil personas en situación de pobreza extrema. 

De acuerdo con Cristian, la mayoría de las personas que están en el programa tienen alguna discapacidad, ya sea visual, motriz o mental. Además, no cuentan con redes de apoyo ni un ingreso económico seguro, lo que genera que queden en abandono.  

“La mayoría de las personas cuentan solamente con el apoyo del bienestar, ya sea por discapacidad o por ser adultos mayores y solo con eso se apoyan, además de que no cuentan con algún familiar y se quedan en una situación de abandono”, advierte.   

Cristian explica que algunos de los factores que influyen en que las personas se queden en situación de abandono, más allá del familiar, es porque “se les niega el empleo y son discriminados por tener alguna discapacidad, por ser adultos mayores o porque tienen alguna enfermedad crónica como diabetes e hipertensión”.

En este sentido, Cristian asegura que el paquete alimentario que entregan, en su mayoría, es la única ayuda que reciben las personas en situación de pobreza extrema.

Foto: Elizabeth Ramos.

Más que llevar alimentos, es brindar tiempo de calidad

Para don Luis, de 59 años, el paquete alimentario que recibe cada 15 días en la puerta de su hogar es el único apoyo que tienen él y su hijo para subsistir desde hace un año.

Después de vivir 18 años en el fraccionamiento Senderos del Sol, al suroriente de la ciudad, comenta que es la primera vez que llega una ayuda a su colonia, o al menos él no ha recibido ninguna otra ayuda de algún programa social gubernamental o privado.

“Gracias a este apoyo hemos sobrevivido hasta hoy. Siempre estamos constantes y agradecidos porque este apoyo nos llega y nos ha ayudado a salir adelante”, comparte don Luis.

Don Luis es un adulto mayor que tiene discapacidad visual, lo que le ha impedido conseguir un empleo porque lo discriminan y le niegan el trabajo. Además, vive con su hijo de 27 años que también tiene una discapacidad.

Foto: Elizabeth Ramos.

Ambos, explica Cristian, están en una situación de abandono y en pobreza extrema, ya que viven solos, sin redes de apoyo ni un ingreso económico que los sustente.

Antes del apoyo del Banco de Alimentos, don Luis relata cómo eran sus días para sobrevivir al hambre.

“Teníamos que salir a la calle a pedir apoyo, dinero para comer (…) y sí hay gente que apoya, pero la mayoría no se toca el corazón con la gente discapacitada”, cuenta.

Don Luis recuerda con alegría el día cuando llegó por primera vez la despensa a su casa. Sintió un descanso porque por lo menos esa semana ya no tendría que salir a las calles a pedir apoyo. Desde entonces, dice, el Banco de Alimentos se ha vuelto su única esperanza: Es mi esperanza, porque así no tengo que salir a buscar qué comer”, dice.

El programa de la Senda se destaca por el diálogo que se genera con los beneficiarios cuando se entrega la despensa. Cristian explica que después de entregar los alimentos se les dedica un tiempo para platicar y convivir con ellos, a fin de que se sientan escuchados y acompañados.

Foto: Elizabeth Ramos.

Cristian está convencido del impacto que genera tener un acercamiento con los beneficiarios. “A veces ya ni siquiera esperan el alimento, sino alguien que los escuchen, que les haga compañía”, señala.

El reto más grande que considera es poder darle seguimiento a las otras problemáticas que tienen los beneficiarios, porque no solo es la inseguridad alimentaria, sino una serie de situaciones que viven día a día, que van desde depresión, violencia, entre otras.

Para don Luis lo más valioso del día en que le entregan su despensa, es cuando se quedan a platicar con él. “Siempre vienen con una sonrisa y gustosos porque nos ven, y yo les agradezco de todo corazón”, comparte don Luis.