julio 3, 2024

Programa Compañeros: 35 años al servicio de las poblaciones vulneradas en Ciudad Juárez

Ciudad Juárez, Chihuahua.— A finales de los años 80s, en Ciudad Juárez se comenzaron a presentar muchos casos de personas que fallecían a causa del Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida) en condiciones de discriminación y abandono, recuerda María Elena Ramos Rodríguez, directora de la asociación civil Programa Compañeros, que trabaja de manera integral temas como el VIH Sida, adicción a drogas inyectables y violencia. Debido al incremento de esta problemática en la ciudad y en todo el mundo, Ramos Rodríguez y otras cuatro personas profesionistas consideraron necesario comenzar a trabajar a favor de las personas portadoras del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).  Al inicio el equipo estaba conformado por dos investigadoras, Rebeca Ramos y Eva Moya, el médico Óscar Castillo, la psicóloga y administradora Nora Gallegos y María Elena Ramos Rodríguez, trabajadora social.

“Hace 30 o 35 años cuando una persona sabía que tenía VIH era casi en estado de Sida, ya en condiciones de hospitalización, pero había muchísima discriminación en los hospitales, no se les atendía apropiadamente. Y las familias se veían muy afectadas porque esta era la enfermedad de la vergüenza. Había muchas situaciones de este tipo”, lamenta.

Fue en este contexto que el grupo de cinco personas comenzó a trabajar bajo el cobijo de la Asociación Fronteriza Mexicano-Estadounidense de Salud, que a su vez se desprendía de la Organización Panamericana de Salud y que contaba con oficinas en El Paso, Texas. Con un proyecto de investigación en ambas ciudades fronterizas sobre las mujeres usuarias de drogas y con múltiples parejas sexuales arrancó el trabajo de Compañeros; este duró tres años y posteriormente se extendió a otros tres. “Eramos el proyecto Compañeros de la Asociación Fronteriza pero sabíamos que nos teníamos que formalizar en México y fue cuando hicimos el acta constitutiva y todo el proceso de una AC en México”, dice Ramos Rodríguez. Desde entonces, Programa Compañeros —que en junio de este año cumplirá 35 años— atiende a poblaciones vulneradas ante el VIH Sida, como a personas trabajadoras sexuales, usuarias de drogas inyectables, personas privadas de su libertad y de las diversidades sexuales. Actualmente la organización trabaja mediante cinco iniciativas: la iniciativa LGBTTTI+, la de Mujeres, la de Niños, niñas, adolescentes y jóvenes, la de Reducción de daños (consiste en la aplicación de acciones para disminuir los efectos negativos del consumo de drogas), y la de Vinculación y atención a la salud. Cada una tiene objetivos adaptados a las diferentes poblaciones, sin embargo en todas se imparten charlas sobre salud sexual, prevención de VIH e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), aplicación de pruebas rápidas de VIH/Sífilis, revisiones médicas gratuitas, atención psicológica y de derechos humanos, entre otras. También cuentan con otros proyectos como el Grupo de apoyo HIVida, en el que personas que viven con VIH encuentran un soporte emocional y atención médica; la Red de Coaliciones Comunitarias, enfocada en el diagnóstico comunitario y rehabilitación de espacios comunitarios para la prevención y reducción de daños y finalmente el proyecto Encuentro, una investigación con la que se busca reducir la transmisión de VIH en personas usuarias de Crack (cocaína en piedra) y Heroína en esta frontera.

Maria Elena Ramos, directora de Programa Compañeros / Foto: Miguel Silerio
Aunque sus recursos son escasos, el enfermero de tiempo completo de Programa Compañeros, Daniel Vela Carrasco —y quien tiene una larga trayectoria en el tratamiento de personas usuarias de drogas y con VIH— asegura que realizan el trabajo que muchas veces se les niega a las personas en los hospitales. En su consultorio cuenta con un estante lleno de medicamentos aptos para atender diversas enfermedades, pues además de brindarle atención médica a las personas beneficiarias de la organización también atienden a sus familiares. “Últimamente lo que hacemos es por Internet pedir donativos de medicamentos que ya no utilicen y es lo que nosotros tenemos porque aquí atendemos VIH, Hepatitis C y tenemos medicamento para diabetes, hipertensión, infecciones y todo lo que nos puedan donar”, dice. En otro gabinete están los antirretrovirales, tratamientos utilizados para controlar el VIH, que han sido donados por las familias de personas con VIH que fallecieron o por personas que requirieron un cambio de esquema antirretroviral. Este pequeño banco de medicamentos les sirve para atender a sus usuarias cuando en el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención de Sida e infecciones de transmisión sexual (Capasits) hay desabasto. El enfermero cuenta que también aplican sueros pues es común que sus pacientes sufran de deshidratación, y realizan curaciones de abscesos a las personas usuarias de drogas inyectables. Un día a la semana, Vela Carrasco y otros trabajadores de la AC realizan trabajo de campo en el que visitan los ’sitios de consumo seguro’, llamados así por la organización pues es donde se encuentra un promotor capacitado para atender sobredosis y entregar insumos de inyección segura a las otras personas usuarias de drogas. Programa Compañeros les proporciona jeringas nuevas y todos los insumos esterilizados, a cambio de que en el sitio de consumo seguro las personas usuarias de drogas entreguen sus jeringas e insumos usados. También le brindan al promotor la Naloxona, un medicamento que revierte los síntomas de una sobredosis. Durante estas visitas el enfermero se encarga de curar los abscesos que se les forman a las personas usuarias de drogas inyectables. Muchas veces, indica, son heridas muy graves que se infectan con facilidad y que lamentablemente no son atendidas por los hospitales. “Para los hospitales limpiar quirúrgicamente los abscesos significa una cirugía menor, eso cuesta dinero. No justificó a los hospitales, pero es una cirugía que no hay quién la pague. Lo que nosotros hacemos es trabajar con las uñas, pero sí hacemos el trabajo. No las cirugías menores porque no tenemos el lugar apropiado pero sí curaciones, que es lo importante, atender el dolor de las personas. Y sí lo logramos, esa es nuestra satisfacción”, dice. Vela Carrasco atiende a alrededor de 20 o 30 curaciones en un mes, a pesar de que actualmente ha disminuido el flujo de personas debido a la pandemia del COVID-19, otro tema que ha causado la disminución de recursos que recibe la organización.

“Este tiempo de COVID nos ha golpeado como ha golpeado a todo mundo, nosotros hemos seguido haciendo los recorridos, trabajando todo lo demás pero tenemos pocos financiamiento”, comenta la directora de Programa Compañeros.

Ramos Rodríguez recuerda que en años anteriores han tenido hasta 35 proyectos activos y por el momento solo cuentan con ocho, situación que les ha dificultado la compra de pruebas rápidas y condones, insumos de uso diario en la organización. No obstante, han continuado con su trabajo de campo adaptándose a las medidas de prevención para todo el equipo y las personas beneficiarias, ya que consideran su labor es esencial por tratarse de la salud pública. Por ejemplo, comenzaron a dejar más insumos en los sitios de consumo seguro para no tener que ir cada semana, al igual que en los puntos donde se ejerce el trabajo sexual en donde brindaban más condones y lubricantes. Aunque han pasado 35 años desde su fundación, de largas jornadas de trabajo de campo y de acciones coordinadas entre instituciones públicas y privadas, María Elena Ramos Rodríguez considera que en la sociedad persisten estigmas hacia las poblaciones que atienden.

“A veces somos muy optimistas y decimos ‘la gente ya tiene mucha información’ pero integrarla es lo difícil. Creo que en estos años a nivel mundial se ha cambiado un tanto la percepción porque al principio sí era mucho estigma y mucha discriminación pero después de tantos años seguimos pensando que se discrimina de diferentes maneras”, recalca.

Reconoce que a pesar de los grandes avances en este ámbito, hay mucho trabajo por hacer, tanto en el tema de adicción a drogas, VIH, pero principalmente en lo que respecta al trabajo sexual ejercido por mujeres, que desde su perspectiva es uno de los que más estigma tienen. Ramos Rodríguez opina que estos temas prevalecen por la desatención gubernamental hacia estos grupos vulnerados.  “Quienes verdaderamente son los beneficiarios de estas actividades están muy cómodos viviendo libres, no atacan a los narcotraficantes pero sí a los consumidores, no establecen regulaciones o leyes para el trabajo sexual”, reclama. Mientras tanto, Programa Compañeros continúa su labor en pro de las poblaciones vulneradas, por ello pone a disposición de la comunidad sus instalaciones y servicios gratuitos. La organización atiende los días lunes, miércoles y viernes de 10:00 de la mañana a 7:00 de la tarde y los martes y jueves de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. Los teléfonos de atención son los siguientes: Reducción de Daños, 656-638-6205; Diversidad Sexual y VIH, 656-638-6192; Mujeres, 656-242-2335; Adolescentes y Jóvenes, 656-392-3401. Los martes y jueves se brinda atención a las personas que usan drogas y los viernes se realizan revisiones médicas de genitales con pruebas rápidas. Sus instalaciones están ubicadas sobre la avenida de La Raza #2643 del fraccionamiento Sylvias.