abril 19, 2024

Una mirada al interior: más de un siglo entre las paredes del Mercado Cuauhtémoc

El Mercado Cuauhtémoc, principal espacio comercial del Centro de Ciudad Juárez, abrió sus puertas en 1906; más de cien años y dos incendios después, preserva la esencia de su origen.

Por Favia Lucero

Doña Esther Pérez tiene casi medio siglo abriendo todos los días su local en el Mercado Cuauhtémoc, uno de los principales centros de comercio del Centro Histórico de Ciudad Juárez.

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A sus 80 años y con la energía de una persona joven, Doña Esther atiende a sus clientes, que, asegura, la extrañan cuando no acude al puesto.

“A veces que viene mi esposo, yo me quedo en la casa y los clientes me dicen que me echaron de menos. Es que ya conozco a los hijos de los clientes que venían antes, y hasta a sus nietos”, dice.

La propietaria del primer local del lado derecho que se encuentra por la entrada principal del mercado, cuenta que anteriormente el puesto era de su jefe, un comerciante que tenía otros negocios.

“Él me decía que yo era muy buena en este trabajo, que le gustaba como trabajaba y que hasta le había traído nuevos clientes. Me decía que ya no podía controlar todos los puestos y que iba a ver si vendía este”, comenta.

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Al escuchar la noticia, Doña Esther le expresó a su jefe que le gustaría comprárselo pero que le faltaba dinero. Sin embargo, su jefe le dijo que podía esperar a que reuniera la cantidad necesaria para vendérselo.

“Yo le conté a mi papá y él me dijo que se iba a ir a Michoacán a vender las propiedades que teníamos allá para que pudiera comprar el local. Y sí, al mes ya se lo había comprado”, recuerda y en su rostro aparece una sonrisa.

A pesar de que ya no recuerda la fecha en la que se hizo propietaria del puesto, tiene una agilidad impresionante para hacer cuentas. “ A mi me gusta vender rápido, por eso doy precios baratos, no como mi esposo que quiere vender todo caro. Si lo vendo barato, lo vendo rápido y nada se me queda”, dice riendo.

En su puesto hay dos refrigeradores grandes llenos de quesos de diferentes regiones del país, también hay botes transparentes que permiten ver distintos tipos de chiles, así como uno que otro producto natural.

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“Antes vendía más abarrotes pero por los negocios grandes, el Soriana o el Smart, la gente dejó de comprar eso aquí y los fui quitando”, explica Doña Esther.

No obstante, la venta de quesos de Durango, Zacatecas, Cuauhtémoc, y asaderos de Villa Ahumada, le deja un ingreso suficiente, pues en ocasiones llegan personas de Estados Unidos a realizar compras grandes.

“Tenemos un cliente de Oklahoma que viene cada tres meses por cinco o seis ruedotas de queso, dice que él las vende allá”, cuenta Doña Esther.

Para la comerciante, tener un día bajo en ventas no es motivo de preocupación, ya que después de los incendios que ha sufrido el mercado, y luego de tener pérdidas totales, ha logrado salir adelante y empezar todo desde cero.

“Cuando han ocurrido los incendios, se acaba todo, no queda nada. Tenemos que volver a empezar de cero, porque ni los aparatos se salvan”, dice mientras señala los refrigeradores.

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Con esfuerzo y el apoyo de los proveedores, Doña Esther asegura que ha podido reiniciar su negocio porque “ellos me dejaban mercancía y me decían que les pagara cuando tuviera suficiente. Hasta uno de ellos me regaló este refri, que ha salido pero bien bueno”.

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A unos cuantos metros del local de Doña Esther, se encuentra el centro del mercado, una pequeña plaza con bancas, una fuente vacía y una imagen de la Virgen María adornada con luces navideñas.

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Los demás locatarios del primer piso venden artesanías, utensilios de cocina, ropa típica, flores, hierbas, mascotas, tónicos para hacer amarres, limpias y otros tipos de rituales.

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Otros ofrecen desde la construcción de jaulas para pajaritos, los servicios de un salón de belleza, hasta la lectura de cartas.

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El segundo piso, meseros de varios restaurantes reciben a los visitantes moviendo los menús en el aire y gritando “¡Pásele aquí. Venga, mija. Coma aquí!”, sonido que se mezcla con la música tradicional mexicana que sale de una rocola.

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Sentada en la caja registradora de uno de los restaurantes se encuentra Blanca, la tesorera de la mesa directiva del mercado y quien conoce la historia del lugar.

Blanca cuenta que el Mercado Cuauhtémoc llegó a ser un cuartel y una plaza de toros, “antes se llamaba 10 de Mayo y luego Luis Terrazas, hasta 1906 fue llamado Mercado Cuahutémoc”.

“La fachada que tiene ahorita, es la de 1906, no es la exacta pero tratamos de que se pareciera lo más posible”, indica.

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Al igual que a Doña Esther, a Blanca le tocó vivir dos incendios, “el del principio de los ochentas y el del 2004, en el que tuvimos perdidas totales, hasta el inmueble”, recuerda.

Pero estos accidentes no han frenado a los locatarios pues el mercado tiene poco más de la mitad de sus locales ocupados.De acuerdo con Blanca, el mercado cuenta con 60 puestos y 36 están funcionando.

Por ello, ella considera que el Mercado Cuauhtémoc es de “gente muy luchadora, de gente que no se ha dado por vencida”.

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