La compañía de marionetas mantiene viva la tradición del teatro guiñol desde hace más de 30 años. Sus integrantes han apostado por descentralizar el acceso al teatro, llevando sus funciones a calles, plazas, escuelas y parques.
Por Jonathan Álvarez / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.– Desde su taller de marionetas ubicado en la avenida Vicente Guerrero, ocho artistas trabajan entre guiones, atuendos y ensayos para mantener viva la tradición del teatro de objetos.
El origen del teatro de títeres no puede ubicarse con precisión en el tiempo, coinciden Carlos Quevedo y Sofía Franco, integrantes de la Compañía Marionetas Shuto. Sin embargo, se sabe que la comunicación a través de objetos es una práctica ancestral que surgió casi al mismo tiempo que las pinturas rupestres, el uso de máscaras y la danza.
Hoy, el teatro guiñol es una tradición que en México se ha ido extinguiendo, pero en los últimos 30 años Ciudad Juárez se ha convertido en un bastión muy importante de artistas que se dedican a comunicar a través de títeres, sostiene Carlos.
“En los últimos 30 años en Juárez se ha hecho escuela y hoy hay hasta cinco grupos que están trabajando con títeres desde lo neófito, amateur hasta lo profesional”, asegura.
Aunque en ciudades como Guadalajara o Monterrey puede haber hasta cien compañías de títeres, en Chihuahua –con alrededor de 15 o 20 grupos– el movimiento es significativo si se considera la proporción de habitantes. En ese sentido, Ciudad Juárez mantiene una presencia destacada en el arte del títere, enfatiza.

La resistencia a la extinción comenzó a tomar fuerza desde 1991, cuando se fundó la Compañía de Marionetas Shuto con un objetivo muy concreto, hacer del teatro de títeres un instrumento pedagógico, mencionan.
“El teatro es un instrumento pedagógico maravilloso. Toda es parafernalia del teatro va en función de la promoción de valores y la diversión”, dice Carlos.
La compañía ha optado por sacar ese instrumento pedagógico del teatro y descentralizar para llevarlo a las plazas, a la escuela, a la calle, al parque, el espacio público.
Carlos señala que presentar una obra de teatro guiñol varía mucho de una colonia a otra, ya que las divisiones sociales y geopolíticas influyen directamente en las experiencias y percepciones del público en cada barrio. Sin embargo, Juárez tiene una característica en común: la actitud y buena recepción de la gente.

Para Sofía Franco descentralizar el teatro guiñol resulta necesario debido a que no toda la niñez y adolescentes tienen la oportunidad de visitar un teatro.
“La emoción de los niños que lo ven por primera vez es enorme”, considera.
Para Carlos, la clave está en la insistencia. “Es difícil vivir del arte, existe la idea de que no se puede vivir, cosa que es en parte cierta y en parte no, porque si te dedicas a lo que te gusta… todo depende de la calidad con la que hagas las cosas”, reflexiona.
En su caso, han encontrado una ruta posible explorando otros ámbitos como las escuelas, plazas, organizaciones civiles y parques.
Carlos finaliza con una invitación a la comunidad para visitar el taller de Marionetas Shuto, ubicado entre las calles Vicente Guerrero y Pedro Moreno, donde se puede aprender sobre el teatro guiñol. El espacio está abierto regularmente de 9 de la mañana a 3 de la tarde.