julio 3, 2024

Transporte público, la deuda histórica que el Estado no logra saldar

Ciudad Juárez, Chihuahua.— Trasladarte en una ‘rutera’ puede ser una experiencia inolvidable. No se necesita una mirada crítica para notar que el servicio de transporte público está en malas condiciones: los asientos suelen estar dañados, con agujeros rellenos de basura, algunas frases escritas con marcador, o respaldos caídos.  Pocas veces se respetan los lugares para personas con discapacidad, adultos mayores o mujeres embarazadas. El ruido es parte de la experiencia de viajar en transporte público. La mayoría de los choferes escuchan música con el volumen al máximo y de fondo se oyen los gritos de los vendedores de aguas, chocolates, piratería y hasta pomadas para dolores de espalda. Aunque el camión vaya saturado, se puede oír que el ayudante o ‘chalán’ golpea la parte lateral de la unidad para que la gente siga subiendo. Algunos choferes contestan llamadas mientras manejan, fuman o incluso rebasan a otros camiones para ganarles la siguiente parada. Se activa un sonido, como si fuera una alarma, al mismo tiempo que personas saltan por la puerta de emergencia que está en la parte trasera para evitar a la multitud que está parada en el pasillo. El acoso, con miradas y comentarios, e incluso contacto físico, es una práctica común en el transporte público, principalmente dirigida hacia las mujeres. Al bajar del camión hay una sensación de alivio por llegar a salvo al destino.

Parada de camión ubicada en avenida Del Desierto, al suroriente de la ciudad. / Foto: Denisse Hernández
Según el estudio ‘Transporte y calidad de vida en las ciudades latinoamericanas’, de Óscar Figueroa y Sonia Reyes, la fuerte competencia entre los camiones en la calle y el gran desorden en la circulación, lleva a los choferes a prácticas riesgosas e irracionales al conducir, lo que genera una fuerte obstaculización del tránsito. Estas prácticas riesgosas ya han sido causa de muertes y accidentes viales.  El 30 de octubre de 2018, una estudiante de 15 años perdió la vida luego de que un chofer de transporte público intentó ganarle el paso al tren. Otros 33 pasajeros sufrieron lesiones. El conductor responsable, Guadalupe Cristopher Álvarez Díaz, huyó  del accidente y se entregó días después.

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Sobre las condiciones de las unidades, los autores explican que los empresarios de camiones o concesionarios buscan reducir sus costos de operación con un creciente descuido del estado de las unidades, en especial reduciendo los costos de mantenimiento y de cuidado de los motores, lo que genera una mayor emisión de contaminantes. En este sentido, aseguran, no existen esfuerzos importantes para mejorar el servicio. El Jefe de Transporte de la Zona Norte del estado de Chihuahua, Luis Eduardo Lugo Ordorica, está convencido de que el factor humano es el responsable, en un 80 por ciento, de las fallas que hay en el servicio de transporte urbano en la ciudad. https://www.youtube.com/watch?v=tWTOUQTiQ4A&feature=youtu.be “El trato es algo que deja mucho que desear, los choferes no tienen capacitación, su actitud suele ser déspota y discriminan a los adultos mayores. Nosotros nos hemos dado a la tarea de preparar cursos para poder cambiarles esa actitud: operador que no tenga ese espíritu de servicio, será dado de baja. De nada sirve tener camiones nuevos, si es el mismo chofer que tiene una mala actitud’’, señaló Lugo. De acuerdo con cifras del sistema de indicadores ‘Así Estamos Juárez’ (AEJ) —que tiene como objetivo medir la calidad de vida en la ciudad y tener un contexto en temas como educación, pobreza, desigualdad, economía, cultura, gobierno, servicios, entre otros—, la calificación que los ciudadanos le dan al transporte público en los últimos ocho años nunca ha sido mayor a 5.97.

Calificación histórica del servicio de transporte público, de acuerdo con AEJ:

2018:  5.97

2017: 5.97

2016: 5.51

2015: 5.43

2014: 5.97

2013: 5.7

2012: 5.59

2011: 5.90

Alberto Salinas, chofer de transporte público durante seis años y actual coordinador de las unidades en la Zona Centro de la ciudad, declaró que las quejas que más frecuentemente recibe este servicio están relacionadas con los choferes y su forma de conducir. ‘’Lo he vivido como usuario y también como empleado; como usuario, yo quiero que llegue lo más pronto posible a mi destino, pero tampoco quiero que vaya recio y a veces pido un servicio cómodo y eficiente, pero no tomo en cuenta que aquí la tarifa es la más baja del país’’, aseguró.

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En lo que va del año, según cifras aportadas por el jefe de Transporte Público, se registraron 820 quejas del servicio de transporte urbano y 2 mil 788 multas.

“Del transporte urbano se reciben todas las quejas y se agotan todas las sanciones o infracciones: los operadores fuman en horas de trabajo, hablan por teléfono mientras manejan, no respetan las paradas, van a exceso de velocidad, se pasan altos; son los comentarios más comunes’’, dijo Lugo Ordorica.

La contaminación que genera este servicio, sobre todo las unidades que están en mal estado, es un tema que no se puede dejar de lado. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en nuestro país 14 mil 700 personas a causa de enfermedades asociadas a la contaminación del aire originada, principalmente, por los congestionamientos viales en las principales arterias que comunican los centros urbanos. La Norma Oficial Mexicana NOM-044, publicada en el Diario Oficial de la Federación, establece los límites máximos permisibles de emisión de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos no metano, hidrocarburos no metano más óxidos de nitrógeno, partículas y amoniaco, provenientes del escape de motores que utilizan diésel como combustible. Al respecto, Lugo Ordorica aseguró que “revisamos de manera constante los camiones y nos unimos a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) para acudir a pláticas y talleres’’. De enero a marzo de 2019, con el operativo denominado CRIBA, de la Oficina de Transporte Público, se expulsaron del servicio más de 140 unidades que estaban en pésimo estado físico y a otras más se les sancionó por detalles menores que podían repararse en menos de 5 días: cuestiones de tapicería dañada o vidrios rotos. En la ciudad laboran 18 inspectores encargados de revisar todos los días las unidades, atender las quejas y, si en el mismo trayecto que hacen detectan un camión expulsando humo, subir y verificarlo.

La inseguridad para las mujeres también se sube al camión

Karina Moreno estudia Gastronomía. Viaja en el transporte público todos los días para ir a su escuela, luego a su trabajo y de regreso a su casa. Dice que no es sencillo llegar a tiempo a tantos lugares, y que suele tener malas experiencias en sus trayectos: ‘’Aunque los camiones ya están un poquito mejor, nunca faltan los que están en muy malas condiciones. Lo que más me disgusta es la actitud de los choferes: les enseñas la credencial de la escuela y no te la quieren recibir porque piensan que no vas para allá. La mayoría conduce muy mal, no respetan las paradas, te bajan donde ellos quieren, son groseros y se pasan los altos o los semáforos en rojo’’, relata. Para Karina es cada vez más complicado usar el transporte público, sobre todo por cuestiones de seguridad. Tiene que esperar el camión hasta diez minutos en una parada que no está iluminada. Incluso, dentro de la unidad, ha sido víctima de acoso por parte de los choferes y otras personas que viajan en el mismo camión.

“Mi peor experiencia fue un 25 de diciembre. Me subí y había unos asientos vacíos, pero un señor se levantó para darme el lugar que va pegado a la ventana. No quise ser grosera y me senté ahí. Llevaba puesta una gabardina y sostenía un maletín. Noté que el maletín estaba sobre una de mis piernas, pero creí que no se había dado cuenta. Al cabo de unos minutos, sentí algo debajo del maletín, como si se hubiera metido la mano a la bolsa. Me incomodé un poco. Después comenzó a pasar su mano por mi pierna. Lo único que se me ocurrió decirle fue ‘con permiso’. Cuando se movió vi su mano sobre mí: no me lo estaba imaginado. Recuerdo que me bajé llorando del camión, sentía mucha impotencia’’, dice.

Con la llegada de Uber a Ciudad Juárez, en 2016, crecieron las opciones para transportarse de un lugar a otro. El coordinador de las unidades en el Centro ha notado una disminución en el transporte público desde la implementación de este servicio en la ciudad: ‘’Estamos en un país con sistema de competencia, y aunque la clientela ha bajado porque muchas personas tienen los medios para pagar un transporte privado, regularmente las personas que nosotros transportamos son de bajos recursos, entonces probablemente puedan viajar en Uber una o dos veces por semana’’.

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Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2019, realizada por el INEGI,  el 74.5% de la población se siente insegura en el transporte público. Debido a este tipo de experiencias, Karina se ha visto orillada a buscar otras alternativas de transporte como Uber o DIDI. Aunque el precio por este tipo de servicios suele ser hasta 18 veces más caro por viaje que el camión, se ha convertido en una opción práctica para la joven. A la semana llega a gastar hasta 300 pesos en esta aplicación, cuando en el transporte público, con el descuento de estudiante, gasta 96 pesos. Aunque Lugo Ordorica asegura que las condiciones del transporte público mejorarán con el Plan de Inversión 2019-2021, anunciado por el gobernador el pasado mes de agosto, que contempla alrededor de mil 6 millones de pesos para la primera etapa de la segunda ruta troncal del Ecobús, la percepción de la ciudadanía no ha cambiado mucho. La congestión vehicular, según Óscar Figueroa y Sonia Reyes, es el signo principal de los problemas actuales del transporte y es asociada principalmente al uso del automóvil privado. Esto tiene como consecuencia fundamental la pérdida de calidad de vida en las ciudades. Sus efectos más significativos son la contaminación atmosférica y acústica, la descomposición y ruptura del espacio urbano, los accidentes y el sobreconsumo de energía: ‘’El crecimiento poblacional y de la superficie urbanizada provoca una prolongación de los viajes en tiempo y en distancia. El servicio de transporte público sufre así un mayor deterioro y degradación, resultado del aumento de los costos de operación asociados a velocidades comerciales más reducidas, a viajes más largos y a una menor densidad de pasajeros transportados por kilómetro; el automóvil refuerza su imagen alternativa, al ofrecer mejores condiciones de comodidad y de tiempos de viaje’’.