Doble R, como también se le conoce, ha encontrado en el freestyle la misión de llevar a los barrios espacios de creación, fomentar comunidad y ofrecer a los jóvenes un escenario donde sus palabras valgan y sus habilidades sean vistas
Por Jonathan Álvarez / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.– A sus 20 años, Luis Gerardo Ramos Reyes impulsa una escena de freestyle que reúne a jóvenes de distintos rumbos de Ciudad Juárez y les abre espacios que antes no existían.
Conocido en la escena como Doble R, Ramos no solo organiza competencias, sino que también se pone al frente como maestro de ceremonias, guiando a los participantes y al público a través de batallas de rap que son, para muchos, un primer encuentro con el arte de la improvisación.
Su acercamiento al rap fue casual, pero decisivo.
“Yo comencé en la secundaria, una chava con la que salía me enseñó lo que era este movimiento, me empezó a gustar, le empecé a agarrar cariño y poco a poco me fui metiendo al mundo”, recuerda.
Con el tiempo, Gerardo se dio cuenta de que existía una necesidad clara, el crear espacios de competición para jóvenes talentos. Estos espacios suelen ser limitados y la escena en muchas ocasiones favorecía a quienes ya tenían experiencia consolidada, menciona.

De esa inquietud nació Arcade Rap, su propia liga, un proyecto pensado para que quienes recién llegaban al freestyle pudieran medirse y crecer al lado de raperos más experimentados.
Desde su creación, Arcade Rap ha alcanzado a más de cien jóvenes de distintos barrios de Ciudad Juárez. Riberas del Bravo se ha consolidado como uno de los epicentros del freestyle local, con grupos de jóvenes que entrenan y se preparan constantemente.
Pero la liga no se limita a este sector. Ramos lleva las eliminatorias a distintos puntos de la ciudad, conscientes de que muchos talentos no pueden trasladarse a eventos centralizados por transporte, tiempo o condiciones económicas.
“Comúnmente no se hacen eventos de rap en sus zonas o se les dificulta ir a otras zonas, es por eso que llevo estos eventos a los barrios, para que puedan medirse”, explica.
Los encuentros de Arcade Rap no solo son competencias; también son espacios de expresión y reconocimiento comunitario.

Los temas que surgen en las batallas suelen reflejar los desafíos de los jóvenes, sus sueños y la búsqueda de superación frente a desigualdades estructurales.
La respuesta de las comunidades ha sido positiva.
“A la gente le parece interesante, les gusta bastante… hay chavos que rapean muy bien, entonces el recibimiento es muy positivo en estos barrios, ya que es algo nuevo”, comenta Ramos.
Organizar eventos de esta magnitud a una edad tan temprana no ha estado exento de obstáculos. Para él, lo más complicado ha sido conseguir los materiales y el equipo necesario, desde bocinas hasta micrófonos, pues los recursos monetarios son limitados.

A pesar de ello, su motivación no ha flaqueado. Ramos desea que su nombre sea asociado con apoyo y motivación juvenil.
“Me gusta convivir con las juventudes, me gusta apoyar y hacer que las juventudes exploten sus talentos, que vean un apoyo (…) cuando escuchan Doble R saben que viene un maestro de ceremonias con mucha energía y que hará un evento para que todos se sientan en familia y conectados”, dice.
El impacto de Arcade Rap es tangible. Ramos se sorprende de la gratitud que recibe al final de cada torneo, cuando los participantes y asistentes lo felicitan.
Para él, estos eventos son mucho más que competencia, son una alternativa a los vicios, una vía de expresión artística y un recordatorio de que en Ciudad Juárez hay talento que merece ser reconocido.
“Al final del día todo es arte y estos encontraron una forma de expresarse y no caer en los vicios por medio de la palabra. Mi mensaje es que apoyen esto. Qué todo mundo se dé cuenta que en Juárez hay talento”, dice.

Luis Gerardo Ramos Reyes ha encontrado en el freestyle la misión de llevar a los barrios espacios de creación, fomentar comunidad y ofrecer a los jóvenes un escenario donde sus palabras valgan y sus habilidades sean vistas. Con Arcade Rap, la ciudad no solo escucha rimas, sino también las historias y aspiraciones de una nueva generación.




