La falta de línea morada para el riego de áreas verdes y parques en el suroriente de la ciudad ha afectado el ecosistema urbano e impactado en la vida de los residentes. Las autoridades han dejado a los residentes sin opciones viables para el riego de sus árboles.
Por Jonathan Álvarez / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.— La vida del parque ubicado sobre la calle Rivera Taiti, en la etapa 6 del fraccionamiento Riberas del Bravo, se ha ido apagando con el tiempo. Este último verano terminaron por secarse y morir 14 árboles que antes brindaban sombra, moras y un respiro frente al implacable calor del desierto.
La señora Angélica Montoya, habitante del fraccionamiento, explica que la principal causa por la que la vegetación de parques y camellones ha muerto es la falta de riego y equipamiento para este fin.
Actualmente, la mayor parte de las etapas de Riberas del Bravo no tiene línea morada —una infraestructura dotada por la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) de Juárez para la distribución de agua tratada—, y en las pocas calles que sí la tienen, está deshabilitada.
De hecho, en el suroriente existe línea morada para el suministro de agua recuperada en al menos 58 fraccionamientos, pero no funciona porque no hay fuente de abastecimiento.
La JMAS respondió en solicitudes de acceso a la información pública que ninguna colonia o fraccionamiento de la zona periurbana del suroriente cuenta con suministro de agua tratada a través de la línea morada.
Aunque hay planes para construir una planta tratadora en el suroriente de la ciudad, la descentralizada ha sido omisa en informar los detalles del proyecto.
En la ciudad hay 255 fraccionamientos y colonias con instalación de línea morada (aproximadamente 126 kilómetros de tubería), pero menos de la mitad están cargadas con agua tratada.
Solo la zona norte de Ciudad Juárez tiene acceso al agua tratada a través de la línea morada instalada por la JMAS.
Algunos fraccionamientos del suroriente aledaños a las avenidas Siglo XXI, Solís Barraza, Miguel de la Madrid y Manuel Talamás Camandari tienen disponible tubería de línea morada, pero no cuentan con suministro, mientras que el norponiente carece de toda infraestructura.
Agua tratada para parques, un privilegio de fraccionamientos residenciales
De acuerdo con la JMAS, solo 119 fraccionamientos cuentan con riego de agua tratada en sus parques y áreas verdes, la mayor parte de ellos ubicados en zonas de alta plusvalía, como Campos Elíseos, Campestre, Paseo del Real, Topacio Residencial y Country Raquet.
Mientras tanto, desde el año 2022, la descentralizada ha impulsado una política de corte a las tomas de agua potable de los parques de las colonias populares con el objetivo de que no sea “desperdiciada” en el riego de la vegetación.
En julio de 2023, el departamento de Medición de la JMAS tenía la instrucción de cortar el agua potable para el riego en parques municipales sin ofrecer alternativas viables para no dejar morir la vegetación.
“Como no hay un control por parte de Parques y Jardines del Municipio, los vecinos riegan como Dios les da a entender, y eso genera mucho desperdicio”, declaró entonces el director del Departamento de Medición de la JMAS, Édgar Rivas.
De acuerdo con el organismo, el Plan Estatal Hídrico 2040 marca la pauta para la migración progresiva que debe darse en el riego de parques, poniendo en el centro la reutilización del agua residual.
El Plan Estatal Hídrico 2040 del estado de Chihuahua indica que el reuso de aguas residuales en la entidad es bajo. En Juárez y la ciudad de Chihuahua se produce el 83.5 por ciento del agua residual de todo el estado, pero de ese porcentaje solo el 6.4 por ciento se reutiliza.
‘Consigan sus pipas’: burocracia limita acceso al agua tratada
Los habitantes del suroriente se han esforzado por mantener la vegetación de sus parques en buenas condiciones. La señora Angélica dice que se han planteado proyectos ciudadanos para usar agua de la acequia de Riberas del Bravo.
También se han organizado para adoptar árboles y regarlos con cubetas, y han solicitado el riego con agua tratada llevada por pipas. Sin embargo, el acceso al riego continúa obstaculizado y termina en un proceso sumamente burocrático, asegura.
Angélica relata que en una ocasión pidió agua tratada a la JMAS, pero el organismo le respondió que era necesario que los vecinos consiguieran sus propias pipas para poder dotarles de agua tratada para sus parques.
Aunque en el parque de Angélica se había intentado mantener un sistema de riego con agua potable, los recibos con cargo a los vecinos del sector llegaban cada vez más altos y la cuota se volvió insostenible.
De hecho, el parque ubicado en Rivera de Taiti tiene una deuda de más de 95 mil pesos, según información de la JMAS.
Por los altos costos del agua potable necesaria para mantener viva la flora del parque, los vecinos se organizaron para que cada uno adoptara un árbol y se encargara de regarlo. Sin embargo, con el tiempo dejaron de hacerlo y los árboles comenzaron a morir, recuerda Angélica.
Tomás Lizárraga, biólogo y maestrando en Ciencias Ambientales, concuerda en que el proceso para acceder al agua tratada es burocrático e inaccesible para los solicitantes. En su experiencia, la autorización de las solicitudes de riego con pipa suele ser lenta.
Lizárraga añade que el personal encargado del riego frecuentemente lo hace de manera inadecuada, levantando la tierra con el agua a presión. Esto genera que áreas verdes se queden con árboles secos, lo cual contribuye a la erosión del suelo y agrava los problemas de tolvaneras y polvo en la zona.
Dispersión urbana complica el funcionamiento de la línea morada
Según datos del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), la zona periurbana suroriente cuenta con 926 predios destinados a parques y 437 más para áreas verdes que requerirían riego.
Lizárraga explica que, dado el contexto del desierto chihuahuense donde el agua es cada vez más escasa y salina en los acuíferos, es crucial usar este recurso con eficiencia.
El biólogo destaca las funciones ambientales de los árboles en áreas verdes urbanas en buen estado, pues dice que ayudan a regular la temperatura, reducen la contaminación atmosférica y generan microclimas, lo cual es benéfico para la salud física y emocional de los habitantes.
También señala los rezagos históricos en la administración de la ciudad y la falta de planificación en el crecimiento urbano, lo cual tiene un impacto en la dispersión de los parques y, por ende, de una red de línea morada eficiente.
La señora Angélica, por su parte, reitera que es necesaria una línea morada funcional tanto para el cuidado del agua potable como para la conservación de las áreas verdes. Dice que la progresiva muerte de la flora por falta de riego ha afectado la vida en comunidad, pues cada vez hay menos espacios verdes en donde las vecinas puedan realizar actividades o en donde las niñas y niños puedan jugar.
A esto se suman otras problemáticas, como el escombro y basura, así como la invasión de vehículos y yonkes dentro de los parques públicos.
“Necesitamos resolver este problema para que la gente deje de tirar agua potable. Hace tiempo vino la Junta de Agua a hacer estudios en el suelo del parque y dijeron que hay agua a nueve metros de profundidad. Entonces, si hay agua, ¿por qué nuestros árboles se están muriendo?”, cuestiona Angélica.
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