Israel Muñoz es uno de los empleados afectados por el choque de un camión de transporte de personal de la empresa Foxconn; a casi un año del incidente, podrían reducir la indemnización que percibe, a pesar de que no se encuentra en condiciones de volver a trabajar
Israel Muñoz Martínez tiene 31 años y vive en la colonia ‘México 68’. Es uno de los 20 pasajeros que viajaban en el camión de personal, perteneciente a la maquiladora Foxconn Santa Teresa, que cayó a un barranco el 3 de noviembre del año pasado.
Desde entonces, Israel camina por los pequeños cuartos de su casa apoyado en muletas, pues su regreso al trabajo se ha ido postergando a causa de las secuelas del incidente.
Dieciocho trabajadores, incluido Muñoz, resultaron heridos y dos perdieron la vida en el lugar del accidente: el Camino Real, cerca de la calle Cemento.
El percance, recuerda Israel, quien en ese entonces tenía tres meses laborando para Foxconn, ocurrió alrededor de la una de la mañana, cuando el camión se dirigía a dejar en sus casas a las personas que trabajan en el segundo turno.
Según el peritaje realizado por la Dirección General de Tránsito Municipal (DGTM), el accidente ocurrió porque la unidad se subió al camellón central y se impactó con una estructura, lo que hizo perder el control del vehículo al conductor, Jorge Antonio Pérez Rocha.
El camión modelo 1997, se dirigió hacia el barranco y dio varias vueltas hasta llegar al fondo. Posteriormente, cuerpos de rescate usaron técnicas especiales para sacarlos del lugar.
Israel fue llevado al Hospital General de Zona 35 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero debido a la gravedad de sus lesiones, lo trasladaron al Centro Médico de Especialidades.
En la clínica le diagnosticaron fractura expuesta de fémur izquierdo, herida en la parte izquierda de la cabeza, esguince cervical y del hombro derecho.
A ocho días de que se cumpla un año del incidente, Israel aún tiene dificultades para caminar y dice que la visión se le nubla en ocasiones.
“Aparte de que tengo golpes en las manos, en el hombro tengo una luxación que no me permite cargar cosas pesadas. Hago esto –toma su brazo derecho con su mano izquierda— y el brazo se zafa…tengo varios problemas y ellos nada más toman en cuenta el fémur”, dice mientras muestra el movimiento irregular que hace su hombro.
Durante el tiempo que ha permanecido sin trabajar, el IMSS le da una incapacidad del cien por ciento, por accidente de trabajo, que equivale a mil 80 pesos a la semana, un total de 4 mil 300 pesos al mes.
Comenta que “cada 28 días yo tengo que ir al seguro a recoger la incapacidad y después de eso me tengo que esperar 7 días más para poder cobrar la incapacidad en el banco”.
Israel menciona que se le dificulta mucho solventar sus gastos con la cantidad que le otorgan y que aunque él quiere regresar a trabajar, todavía no se siente en las condiciones adecuadas.
Además, una nueva preocupación aqueja al trabajador: en la jefatura de ortopedia y traumatología, área que le da los pagos, le dijeron que ya no le darían la incapacidad ahí, que ahora le corresponderá hacerlo al ortopedista que lo atiende.
Sin embargo, el especialista le dijo que el dinero se lo tienen que dar en la jefatura “porque todavía no se cumplen los 360 días”, en tanto que le mostró un documento donde decía que no se le iban a dar más de 360 días de incapacidad.
Israel preguntó si eso significaba que lo darían de alta pero le respondieron que debía pasar por otra valoración, y si no estaba apto para laborar, su incapacidad pasaría a ser parcial.
Es decir, que recibiría la mitad de lo que percibe: 2 mil 150 pesos, durante un periodo de adaptación de dos años, en el que se continuará revisando la condición física del asegurado.
Si en esos dos años no se ve mejoría alguna, Israel podría recibir la incapacidad total, por haber “perdido sus facultades o aptitudes que le imposibilite para desempeñar cualquier trabajo por el resto de su vida”, según la página oficial del IMSS en la sección de Solicitud de Pensión de Incapacidad Permanente.
Como su modo de contratación en la maquila fue a través de una empresa reclutadora llamada Caseem, Israel también debe ser evaluado por los doctores de la misma para que indiquen si está en condiciones de regresar al trabajo.
“Yo no busco que me jubilen ni mucho menos, porque si de algo estoy consciente, es de que soy muy joven para que me jubilen y de que yo sé que voy a salir adelante… Solamente eso es lo que busco, quedar bien”, agregó.
La historia de Israel Muñoz Martínez, es un ejemplo de cómo funciona el sistema de jubilaciones para empleados que sufren accidentes o enfermedades a causa de su trabajo y la problemática financiera que se vive en el Fondo de Pensiones, en el que han aumentado el número de solicitudes de jubilación provenientes, sobre todo, de trabajadores municipales.
Fotografía tomada de El Diario de Juárez*
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