Durante la presentación del Informe de Juventudes 2025 de Plan Estratégico de Juárez, el investigador de la UACJ, Salvador Salazar, indicó que la situación actual de los jóvenes no es un fenómeno reciente, sino parte de una precariedad estructural persistente.
Por Abraham Rubio / YoCiudadano
Ciudad Juárez, Chihuahua.– Juventudes enfrentan ‘horizontes fragmentados’ en Juárez ante proyectos de vida que se ven interrumpidos por empleos inestables, bajos ingresos y la falta de certeza hacia el futuro, señaló el investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), Salvador Salazar Gutiérrez.
Durante la presentación del Informe de Juventudes 2025 de Plan Estratégico de Juárez, el especialista indicó que la situación actual de los jóvenes no es un fenómeno reciente, sino parte de una precariedad estructural que ha persistido en esta frontera y en el país por largo tiempo.
Dicha precariedad, señaló, está ligada a un contexto adverso de violencia macrocriminal, exclusión y segregación espacial que afecta a toda la población en general, especialmente a la juventud.
El Informe de Juventudes 2025 reveló que la mayoría de las juventudes ocupadas dependen de empleos asalariados en la industria manufacturera, aunque este sector perdió peso en los últimos tres años: pasó del 49.7 por ciento en 2023 al 42.4 por ciento en 2025.
Cerca del 80 por ciento de las y los jóvenes perciben hasta dos salarios mínimos. En 2025, el 55.3 por ciento de las mujeres jóvenes ganaba hasta un salario mínimo, frente al 40.5 por ciento de los hombres, lo que muestra una clara brecha salarial.
Además, seis de cada diez jóvenes fuera del mercado laboral son mujeres, muchas forzadas a la informalidad debido a las múltiples responsabilidades. El informe también muestra que las mujeres jóvenes tienen un mayor nivel educativo, pero menos acceso al mercado formal: estudian más, pero ganan menos.
Sin embargo, Salvador Salazar Gutiérrez indicó que la discusión sobre la inclusión de este sector de la población al mercado laboral no puede desvincularse de una serie de condiciones adversas que persisten en la ciudad desde hace años.

Horizontes fragmentados y experiencias límite
El investigador de la UACJ explicó que la ciudad, al ser prioritariamente industrial y depender de la maquiladora de exportación, está a la deriva, debido a que las decisiones de este sector económico son tomadas en otras partes del mundo, aspecto que complica la capacidad local para enfrentar los desafíos de las juventudes.
“Ser joven tiene que ver en gran medida con la posibilidad de construir trayectorias de vida, pero trayectorias de vida basadas en principios de certeza, en principios de efectivamente que les permitan a ellos pensar en horizonte”, explicó Salvador Salazar Gutiérrez.
Sin embargo, el contexto de inestabilidad de la ciudad no permite pensar en ello y genera “horizontes fragmentados”, debido a que las juventudes están más preocupadas en atender las necesidades inmediatas y epremiantes que planeando su futuro.
“Los proyectos de vida juvenil se ven cada vez interrumpidos por empleos inestables, bajos ingresos y la falta de certeza hacia el futuro”, enfatizó el investigador.
Salazar Gutiérrez también introdujo el concepto de “experiencias límite”, donde la vida de los jóvenes se desarrolla en un entorno altamente inestable debido a factores como la violencia y la falta de oportunidades laborales.
“Las experiencias límite es algo que creo que es importante no perderlo de vista, porque la precariedad se vive como desencanto: la precariedad no solamente es la carencia de satisfacción de necesidades, la precariedad es desencanto en torno a la posibilidad de pensar proyecto de vida, el desgaste de la persona, la sensación de vivir al filo”, explicó.

Agencia juvenil ante adversidad
Salazar Gutiérrez subrayó que, a pesar de estos escenarios adversos, que los jóvenes no están pasivos: hay muchos que están impulsando una agencia para intervenir en sus comunidades para favorecer alternativas.
“Están generando proyectos, buscando intervenir en sus comunidades, buscando favorecer alternativas”, indicó. Esta capacidad de agencia es un contrapeso a la precariedad estructural persistente y representa una “luz posible de certidumbre” frente a un escenario crítico.
Salazar concluyó señalando que las políticas públicas deben cambiar su enfoque para entender la relación entre el mercado laboral y los proyectos de vida.
“El trabajo no es solamente una práctica que busque ofertar un salario o el acceso a un bien. El trabajo debe de generar efectivamente una certidumbre, horizonte, debe generar proyecto de vida en las personas y eso debe ser algo fundamental”.