septiembre 26, 2024
Sociedad

Banco de Alimentos: suman esfuerzos por la seguridad alimentaria en Ciudad Juárez

Desde 2019, el Banco de Alimentos contribuye a la seguridad alimentaria en Ciudad Juárez con el rescate de comida de supermercados, hoteles, restaurantes y campos agrícolas, que luego empaqueta y distribuye con el apoyo de la comunidad. Además implementa programas en comedores comunitarios, albergues y asilos, para atender a las más de 187 mil personas que en este municipio enfrentan algún tipo de carencia alimentaria.

Por Elizabeth Ramos / Fotos: Favia Lucero

Ciudad Juárez, Chihuahua.— En una larga mesa metálica, dispuesta como una línea de producción, manos voluntarias comienzan a trabajar: embolsan diferentes productos, algunos de limpieza, otros enlatados, también arroz, frijol, galletas y cereal, todo en una bolsa grande que forma un paquete alimentario con las características nutricionales que necesita una persona.

Esta tarea la encabeza la asociación civil Banco de Alimentos de Ciudad Juárez, que desde 2019 tiene la encomienda de combatir la inseguridad alimentaria en la ciudad, llevando comida a personas en situación vulnerable, que por diversos factores carecen de recursos para acceder a ella.

La labor del Banco de Alimentos incluye el rescate de alimentos para evitar que se desperdicien. Luego selecciona aquellos que están en condiciones óptimas para consumo humano y finalmente los distribuye a través de diferentes programas comunitarios.

Su misión es que el alimento rescatado llegue a las comunidades que están en situación de inseguridad alimentaria y que no están en posibilidades de solventar la compra de por lo menos una despensa básica.

Gabriela Fierro, jefa de Trabajo Social del Banco de Alimentos, explica que muchas de las personas que son beneficiarias están en condiciones de desigualdad social y económica, incluyendo a adultos mayores, madres solteras, personas sin empleo, con alguna discapacidad, en desnutrición o que han pasado por situaciones que les han obligado a limitar el consumo de alimentos.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), una persona en inseguridad alimentaria es aquella que carece de acceso a alimentos limpios y nutritivos –por falta de disponibilidad o recursos para obtenerlos– para llevar una vida saludable, en crecimiento y desarrollo normal.

En Ciudad Juárez hay más de 187 mil personas en carencia alimentaria, es decir, no tienen acceso a alimento suficiente para sus familias, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

Para Ángel Martínez, coordinador de Comunicación Social del Banco de Alimentos, en la ciudad “sobra más de lo que hace falta”, pues han documentado que cada día se desperdician más de mil 300 toneladas de alimento en buenas condiciones, que pudo ser aprovechado.

Para revertir este panorama, el Banco de Alimentos implementa estrategias para recuperar todo el alimento en riesgo de desperdiciarse y llevarlo a las familias que lo necesitan.

Foto: Favia Lucero

Tan solo en 2023, el Banco rescató 1 millón 843 mil 390 kilos de alimentos variados a través de donativos en especie y efectivo, algunas compras a bajo precio y, principalmente, el rescate de alimento en buenas condiciones sin valor comercial para la venta al público en establecimientos.

Con lo rescatado se ha logrado beneficiar a más de 37 mil personas, lo que se traduce en más de 7 mil familias en situación de inseguridad alimentaria de distintas colonias, principalmente de las periferias de la ciudad.

El alimento recuperado se materializa en paquetes alimentarios, desayunos comunitarios y escolares, y despensas a granel para comedores comunitarios que atienden a grupos en vulnerabilidad, como infancias, adultos mayores o personas en situación de calle.

Ángel Martínez explica que diariamente se elaboran mil despensas con un peso de 10.3 kilogramos, que contienen productos de la canasta básica como abarrotes, cereales, granos, fruta y verdura, proteína como atún o pollo, además de artículos de limpieza.

Llevar el apoyo a quien más lo necesita  

Juana Serrano Palma llegó a vivir al fraccionamiento Parajes de San José, al suroriente de la ciudad, hace 16 años. Su colonia es una de las cinco con las que el Banco de Alimentos comenzó a trabajar desde el año pasado, a través de comités vecinales.

Para Juana, su fraccionamiento es uno de los más abandonados, pues carece de servicios públicos básicos, como luz, agua, pavimentación y parques. “Estamos muy abandonados, como estamos a las orillas de la ciudad, no llega mucha ayuda para allá”, dice.

Mientras sus compañeros del comité vecinal seleccionan tunas y sandías que forman parte de los paquetes alimentarios de ese día, Juana recuerda cómo empezaron a organizarse el año pasado, un proceso que ella describe como “una labor muy hermosa”.

“Cuando empezamos el comité, nos fuimos una amiga y yo calle por calle, buscando a gente con alguna discapacidad, o a gente que nosotros viéramos que necesitaba la ayuda, y empezamos juntando a 100 personas”, relata Juana.

Foto: Favia Lucero

De acuerdo con Gabriela Fierro, los comités forman parte del programa ‘Alimento en tu Comunidad’ y son los encargados de organizar y convocar a la comunidad interesada en recibir el apoyo: “son quienes hacen correr la voz y conforman el grupo que podrá acceder a los paquetes alimentarios”, explica.

Para acceder al apoyo alimentario, una vez que el comité convoca a la comunidad, primero se realiza un estudio que les permite conocer y valorar las condiciones sociales, económicas, nutricionales y de salud en las que se encuentran las personas. Una vez evaluadas, se determina si son o no candidatas a recibir el beneficio.

Fierro destaca que la mayoría de los comités se concentran en colonias del suroriente y poniente de la ciudad, ya que son los polígonos donde más han identificado inseguridad alimentaria, sin embargo, no se limitan a esas zonas, pues actualmente son 145 comités en toda la ciudad.

Actualmente, el comité de Juana cuenta con casi 150 integrantes que son beneficiados con los paquetes alimentarios, de las cuales alrededor del 70 por ciento corresponde a personas con discapacidad y que no tienen familia que les apoye con alimento o recursos.

“Es una labor muy hermosa que, aparte de ayudar a las familias, les ayuda a mitigar otros gastos. A veces la gente que está enferma no tiene para comprar medicamentos o ni para comer, entonces esto es una gran ayuda para ellos”, comparte Juana.

El papel de los comités es fundamental, porque son quienes llevan a cabo todo el proceso de recolección de los paquetes en el Banco y los entregan directamente a la comunidad.

Juana considera que su misión es ayudar a la gente, hacer un acto de servicio para quienes más lo necesitan. Sin recibir algo a cambio, ella organiza a su comunidad y gestiona los apoyos dos veces al mes.

En un proceso que puede durar todo el día, desde las 9:00 de la mañana, Juana junto a otras cinco personas que integran el comité, recoge los paquetes y los lleva a su comunidad, donde más personas esperan para sumarse a descargar y repartir los alimentos.

Mientras Juana sube los paquetes a un camión de transporte de personal que les trasladará hasta su colonia, recuerda cuando ella y sus amigas regalaban comida. Daban lo que podían, cuenta, y acudía mucha gente. Ahí fue cuando se dio cuenta de la gran necesidad que existe en torno a la alimentación.

Desde entonces, Juana ha continuado su labor comunitaria: “me gustó mucho esto del Banco de Alimentos porque yo soy de bajos recursos, entonces no tengo, yo le ayudaba a la gente con lo que podía y tenía. Y con esto del Banco me ayudan a ayudar a más gente”, comenta Juana.

Foto: Favia Lucero

Gabriela Fierro explica que por parte de la comunidad beneficiada debe existir una corresponsabilidad social, ya que, al recibir el apoyo, las personas también deben asistir a talleres de nutrición y hacer servicio de voluntariado de vez en cuando, a manera de retribución y compromiso.

Además, las personas hacen un pago de 55 pesos por despensa, como cuota de recuperación, a fin de que no sea un sistema asistencial. De acuerdo con Martínez, esta aportación permite recuperar un poco del alimento que se da y dignifica a los beneficiarios: “que no sientan que aquí les estamos regalando, sino que ellos están pagando para llevar un alimento digno a las mesas de sus hogares”.

Además de los comités en comunidad, el Banco de Alimentos implementa otros programas de distribución de alimentos en beneficio de otras poblaciones.

A través de ‘A granel en tu cocina’, la organización entrega paquetes alimentarios de mayor volumen a comedores comunitarios, albergues o asilos. Actualmente se interviene en 23 instituciones que preparan alimentos para su población objetivo.

Otro de los programas distribuye desayunos comunitarios para personas en situación de movilidad (personas migrantes, solicitantes de asilo o desplazadas) o para comedores, donde diariamente se elaboran al menos 250 platillos. También ofrece desayunos escolares para atender la desnutrición en primarias, que hasta el momento han beneficiado a 548 niños y niñas.

Además, a través de ‘Senda de la generosidad’ se atiende a población con discapacidad, adultos mayores y personas que por alguna condición de salud no pueden salir de sus hogares ni tienen redes de apoyo que les brinden alimentos.

Foto: Favia Lucero
El reto de rescatar y distribuir el alimento

Aunque Banco de Alimentos A.C. es un proyecto auspiciado por la Fundación del Empresariado Chihuahuense A.C. (FECHAC), la meta es que su operación sea autosustentable. Hasta el momento solo el 30 o 35 por ciento del alimento se obtiene mediante donaciones y algunas compras a bajo costo. Además está afiliado a la Red de Bancos de Alimentos de México (RedBAMX).

Ángel Martínez explica que gran parte del alimento se rescata de diferentes sectores como los supermercados, la industria, de hoteles, restaurantes y algunas veces de los campos agrícolas cercanos a la ciudad. En este último es muy importante la recolección de frutas y verduras que no cumplen con los estándares comerciales, pero siguen siendo aptos para su consumo.

El construir alianzas con otras instituciones ha sido la clave para que el Banco de Alimentos rescate la mayor cantidad de comida posible. Un ejemplo de ello, menciona Martínez, es el trabajo con los mercados de abastos cercanos, de donde se obtienen alrededor de cinco a seis toneladas de frutas y verduras.

De acuerdo con Martínez, el mayor reto es “lograr que las personas le tomen importancia al problema de desperdicio de alimentos”, y sobre todo difundir entre la comunidad que existen diferentes formas de ayudar a la labor del Banco.

Foto: Favia Lucero

Una pieza fundamental en la operatividad del Banco son las manos voluntarias, quienes hacen posible la selección y distribución de los alimentos. Por día, 50 voluntarios ayudan en la elaboración de los paquetes alimentarios: clasifican, empaquetan y organizan las entregas.

Martínez explica que el voluntariado está conformado por toda aquella persona que tenga el deseo de ayudar: pueden ser voluntarios de la comunidad o trabajadores de empresas maquiladoras que se suman a la labor social. Empresas como Cummins, Johnson & Johnson, Lear, Commscope, entre otras, ya se han sumado.

Socorro Holguín de 67 años, tiene más de un año haciendo voluntariado. Ella elabora los paquetes alimentarios al menos dos veces al mes, de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde.

Para ella, ser voluntaria es una experiencia que la relaja y la ayuda a salir de casa para hacer algo diferente. Mientras embolsa algunos artículos afirma que las despensas “son una ayuda muy buena para quienes les falta alimento en sus familias”.

Finalmente, el trabajo del Banco de Alimentos termina en las mesas de las más de 7 mil familias que beneficia, y para Juana Fierro, quien de primera mano entrega los paquetes alimentarios, es gratificante ver la sonrisa de las personas cuando reciben sus despensas.

“Hay mucha gente que está muy agradecida y mucha gente que se le ve su cara de felicidad con la ayuda que llega”, concluye Juana.

Foto: Favia Lucero