La organización defensora de los derechos humanos y del medio ambiente, Global Witness, en su ‘Informe anual sobre defensores de derechos humanos 2017: ¿A qué precio?’, afirma que el año pasado fue “el más letal” para los derechohumanistas.
De acuerdo con las estadísticas presentadas por la organización, “al menos 207 personas fueron asesinadas en el mundo por defender los derechos humanos, su tierra y el medio ambiente en 2017”.
Las cifras del informe, que están basadas en registros de organizaciones civiles y fuentes de información pública, demuestran que tres de cada cinco personas asesinadas el año pasado eran latinoamericanas.
Tan solo en México en el 2016, la violencia contra los defensores de derechos humanos aumentó pues pasó de tres a 15 asesinatos en el 2017. El documento informa que 13 de estas 15 personas pertenecían a comunidades indigenas cuyo trabajo consistía en defender sus territorios.
“Un caso es el de la Sierra Tarahumara, donde la interacción entre una presencia fuerte del crimen organizado, la militarización de la zona y la falta de protección por parte de las autoridades ha generado procesos de reclutamiento forzado y desplazamiento interno”, se lee en el informe.
Por ejemplo, mencionan a los integrantes de la asociación civil Alianza Sierra Madre, quienes tuvieron que abandonar su territorio por su seguridad. Su salida de dicha área ha causado un retroceso en el tema de derechos humanos dentro las comunidades en las que trabajaban, explica el texto.
Para la organización, el problema radica en que, a pesar de que “México es uno de los pocos países con una legislación y un mecanismo especifico para proteger a personas defensoras de derechos humanos”, la practica de éste no es eficiente.
“Se necesita una política gubernamental integral para complementar la ley existente que, en lugar de estigmatizar a las personas defensoras, fomente una cultura que reconozca su labor, combata la impunidad y garantice la voluntad política para abordar el problema de forma estructural”, puntualiza.