Este texto fue publicado originalmente en La Verdad Juárez. Ciudad Juárez, Chihuahua.— La mañana del jueves 9 de enero del 2020, Darío Alexis Nava Nava salió de su casa rumbo a una estética a cortarse el cabello. Tomó prestado el teléfono celular de su hermano y, apresurado se despidió de su mamá. Esa fue la última vez que su familia lo vio, tenía 17 años. Un año y medio después, nadie sabe nada de él, dice la mamá de adolescente, quien pide se reserve su nombre por seguridad. “Trabajaba de 3 de la tarde a 1 de la mañana en un Circle K, pero siempre se quedaba horas extras, saliendo venía a dormir, luego en las mañanas se iba a ver a su esposa y a su hijo, y luego se iba a trabajar; no hacía otra cosa, no le conocí enemigos ni gente con la que tuviera problemas, no sé porque pudo pasar esto”, cuenta la mujer. Durante la búsqueda, la familia de Darío Alexis se unió al Colectivo Familias Unidad por la Verdad y la Justicia, al que se agrupa otras 11 familias de hombres que fueron víctimas de desaparición forzada. El grupo, cobijado por el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, tiene más de 10 años activo e impulsa el acompañamiento entre sí en diversas actividades que lleve a la localización de sus desaparecidos.
Una búsqueda permanente
Rastreo realizado por integrantes Colectivo Familias Unidad por la Verdad y la Justicia. Fotografía: Favia Lucero / YoCiudadano Los rastreos, caravanas de búsqueda, visitas a reclusorios y hospitales mentales, así como las mesas de diálogo con autoridades forenses, son actividades constantes que las familias del Colectivo realizan no solo en Ciudad Juárez, sino también en otras partes del estado y del país. “A veces van las familias por su cuenta, a veces como una actividad en colectivo, a veces porque alguna familia tiene indicios de que su familiar podría encontrarse ahí y vamos”, explica Daniel Alejandro Durán Calderón, quien dirige este colectivo. Él también busca a su hermano desde hace casi 10 años. El 17 de julio del 2011 desapareció César Gonzalo Durán Calderón. Tenía 25 años. La última vez que fue visto fue en la colonia Álvaro Obregón, en el municipio de Cuauhtémoc, Chihuahua, comenta Daniel.
La esperanza
Hay casos de personas que se encuentran encarceladas con otro nombre, y de otras que se han encontrado en psiquiátricos tomadas como enfermas mentales; del mismo modo existe gente que ha sido alejada de su familia para trabajo forzado, y se les amenaza con hacerle daño si se comunica con ella, menciona Daniel Alejandro. Por esas situaciones que señala Daniel, Hildelisa Ávila López dice que tiene el presentimiento de que su hermano, desaparecido hace más de una década, está vivo y con bien, en algún lado. “Gracias a Dios que mi mamá murió antes y que no se dio cuenta de todo lo que pasó. Es doloroso”, expresa la mujer de 65 años. Su hermano se llama César Ávila López y aunque desde hace más de 11 años no se sabe de su paradero, Hildelisa lleva la cuenta de su edad: tiene 52 años, dice. La historia de la desaparición de César comenzó el 31 de enero de 2010, día en el que 15 personas, entre menores de edad, estudiantes universitarios y adultos, fueron asesinados durante una fiesta en una casa en la colonia Villas de Salvarcar. Dos de los asistentes a esa reunión son sobrinos de Hildelisa; uno de ellos murió. El que sobrevivió, es hijo de César, razón por la que él, su esposa y sus dos hijos decidieron irse de Ciudad Juárez y estuvieron radicando en Fresnillo Zacatecas. Apenas un año después de este episodio, exactamente el 7 de febrero de 2011, César fue interceptado por elementos que aparentaba ser ministeriales, cuyas unidades tenían placas del estado de Chihuahua y fueron a buscarle hasta el lugar donde se encontraba viviendo en aquel estado. Preguntaron por el dueño del carro que el usaba, luego lo esposaron y se lo llevaron argumentandp que necesitaban hablar con él para unas investigaciones. Luego de eso fue buscado en la Fiscalía General del Estado de Chihuahua y en otras instancias públicas de esta entidad y de Zacatecas, sin que se diera razón de donde se encuentra, y hasta la fecha su familia no sabe nada de él. Hildelisa recuerda que quince días antes de que se lo llevaran su hermano le había dicho que lo estaban siguiendo en un carro chico con placas de Chihuahua. “Decía: ‘me estan siguiendo cuando voy a la escuela o al mandado, pero no sé quien sea, nada más me siguen’ y mi cuñada decía que estaba loco, no le dio importancia”, relata. Desde entonces la búsqueda de César ha sido constante. Con esperanza, la mujer cuenta que su hermano ha sido visto en otras partes del país, según le han comentado al menos en un par de ocasiones durante las caravanas de búsqueda en las que ha participado a lo largo de México. “En una de esas veces unas señoras veían la pesquisa de mi hermano, me acerqué y me dijeron que lo había visto, yo pregunté que en dónde, me dijeron que ahí (en Michoacán), me dijeron que lo traían trabajando”, relata, se refiere a presuntos grupos del crimen organizado. Esos comentario mantiene su esperanza, asegura. Un día creyó haberlo visto entre la gente, recuerda, pero tuvo miedo de acercarse, pues no estaba sólo. Se mantiene firme en que él se encuentra en algún lugar sin poder comunicarse y sin poder regresar. “Tanta gente que anda en los carteles, haciendo tanta cosa ¿De dónde salen? No salen de la tierra ni caen del cielo, sino los encontramos no vivos, ¿dónde están?” dice. “Uno mantiene esa esperanza, ya ha pasado que hasta encuentran a las personas de indigentes”.
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