Ciudad Juárez, Chihuahua.— Alrededor de 300 personas se concentran afuera de las instalaciones del Aeropuerto Benito Juárez para recibir al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; unos para apoyarlo y otros para manifestar alguna exigencia, en un ambiente de hostilidad y división entre los ciudadanos. En un lado de la calle que entra al aeropuerto un grupo de personas con una pancarta que dice ‘Juárez con AMLO’ espera al mandatario en un ambiente de festejo entre gritos de ‘Es un honor estar con Obrador’. Frente a ellos, en la otra acera, otro grupo sostiene una manta que dice ‘AMLO asesino, nos falta Jessy’ y un hombre grita:
“¡Buscamos el esclarecimiento de la muerte de Jéssica, que los tres presos políticos sean liberados y que el agua de los agricultores no sea extraída por el gobierno federal! No se han cumplido las promesas”.
En el lugar confluyen varias exigencias en torno a la actualidad política del municipio y el estado; entre ellas, el agua de las presas en el sur de Chihuahua y la búsqueda de la revocación de mandato del alcalde Armando Cabada. También está una caravana de ciudadanos pertenecientes al Frente de Movimientos Populares, cuyo organizador, José Luis Ontiveros, dijo que están adheridos al Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA). Más tarde, Ontiveros es arrestado por obstruir la avenida Tecnológico. Al margen de estos grandes temas que llevan a la confrontación verbal y física entre manifestantes e integrantes y simpatizantes de Morena, hay otras personas que exigen un alto a la violencia feminicida, a la desaparición de mujeres y a la represión de la lucha feminista. José Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo Rincón, desaparecida desde el 19 de mayo de 2009, ha exigido a las autoridades de los tres niveles la búsqueda de su hija en el mandato de tres presidentes de la República, tres gobernadores y cinco presidentes municipales. Camina ahora aquí, con la pancarta rosa que cuelga de sus hombros con el rostro de su hija, y dice que planea subirse al estribo de la camioneta en la que pase el presidente de la República para pedirle que lo ayude a buscar a Esmeralda.
“No es el primer presidente, no es la primera vez que tratamos de entrevistarnos con él. Vamos a tratar de abordar al señor presidente para que voltee los ojos sobre los feminicidios y las desapariciones en Ciudad Juárez”, dice.
José Luis Castillo, que lleva más de diez años buscando a Esmeralda, dice que puede esperar un poco bajo el sol a que el presidente salga. Camina solo entre los grupos que se gritan y se enfrentan. “Nada más en este año llevamos 185 mujeres asesinadas y solo 18 son catalogados como feminicidio. No puede ser posible que el asesinato de mujeres vaya en aumento, que la desaparición de mujeres vaya en aumento y no se haga nada por proteger a las mujeres”, dice. Cuenta que esta semana regresó de Tijuana. Fue porque le llamaron para decirle que había una mujer muy parecida a Esmeralda, que no recordaba cómo llegó allí ni si tenía familia. Una mujer en situación de calle. José Luis fue pero resultó no ser Esmeralda. “Pero logramos que la internaran en un centro de adicciones para que iniciara un proceso de recuperación. Regresé con los sentimientos encontrados”, dice. A pesar de los viajes, las reuniones con funcionarios, las manifestaciones, los cumpleaños de Esmeralda que pasan —de tal manera que de 14 que tenía en el 2009, ahora tendría 25 años—, José Luis dice que está aquí porque su trabajo de todos estos años es ‘picar piedra y buscar un acercamiento con este presidente, o con otros, y buscar, sobre todo eso: buscar.
“La Fiscalía Especializada de la Mujer cuenta con 127 millones de presupuesto para investigar y no investiga. Venimos a pedirle el apoyo para que nos ayude a encontrar a nuestra niña y para que ponga atención en todas las mujeres y sobre todo en los niños huérfanos que han dejado estas mujeres”, menciona.
Una mujer encuentra a José Luis y le explica que viene manifestarse por la represión de que han sido víctimas por parte de la Policía Municipal. Le pide un favor: quedaron de reunirse en un punto casi un kilómetro hacia el norte del aeropuerto para que el presidente las vea cuando pase, pero le da miedo caminar sola. Le pide que la acompañe. Cuando llega al punto de reunión, encuentra a otra mujer del colectivo ‘Mujeres que Luchan’. Ambas tienen pañuelos verdes, hay una bandera morada y mientras cuelgan una manta que dice ‘Las mujeres nos queremos vivas, sin miedo, libres y felices’, un hombre que saca la cabeza de una camioneta chifla y grita “¡mamacita!”. Adentro del aeropuerto, los agricultores y los seguidores de AMLO discuten. Una multitud dividida y una lucha contra violencia machista de años, esperan a un presidente que nunca pasa.