A dos años del incendio en la estación migratoria, Ciudad Juárez recuerda la tragedia del 27M y la impunidad que aún pesa sobre las víctimas.
Por Miguel Silerio / Fotos: Abraham Rubio
Ciudad Juárez, Chihuahua.— En la calle frente a la estación migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Presidencia Municipal de Juárez, una pantalla negra proyecta el testimonio de un hombre que recuerda con dolor la muerte de su hermano.
“¿Cuántas personas se alegran cuando se acerca un cumpleaños? Muchos hacen fiesta, invitan a su familia y amigos para celebrar un año más de vida. Pero ese es un lujo que no me puedo dar jamás, porque cada vez que se acerca mi cumpleaños también viene el recuerdo de que, a escasos dos días de diferencia, un hermano mío estaba muriendo en México de la manera más vil y cobarde que le pueden arrebatar la vida a una persona: en manos de quienes lo debía proteger”.
Es el hermano de Andrés Fernando Calderón Carbajal, originario de El Salvador, una de las 40 víctimas mortales del incendio ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023.
A dos años de la tragedia, la comunidad juarense se reúne para honrar la memoria de quienes perdieron la vida y exigir justicia, reparación y memoria para las víctimas.
En el centro de la calle General Rivas Guillén, justo frente a la Presidencia, un círculo de velas y flores simboliza el duelo y la exigencia de justicia. Alrededor, asistentes oran, lanzan consignas y luego escuchan en silencio los testimonios proyectados en la pantalla.

Entre cantos, discursos y muestras de solidaridad, las organizaciones que acompañan a las víctimas recordaron que, a pesar del tiempo transcurrido, la impunidad persiste. La vigilia es un acto simbólico de memoria y denuncia. En la acera junto a la estación migratoria, una manta con la leyenda “27M Memoria y Justicia” advierte que la tragedia no ha sido olvidada.
“Hace 2 años, dentro de la estancia migratoria que está a nuestras espaldas, sucedió una de tantas historias dolorosas de las que cuenta esta comunidad fronteriza. La más cruenta y trascendente en el ámbito internacional por las diversas nacionalidades de las víctimas, estando además estas bajo la custodia del Estado”, dice Blanca Navarrete, directora de la organización Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA), una de las convocantes y que ha acompañado a las víctimas y sus familias.
Navarrete dice que la ciudad no supo responder a la llegada de cientos de personas que buscaban mejores condiciones de vida y huían de la violencia en sus países. Señala que, en los primeros meses de 2023, el INM detuvo a casi 4 mil en Juárez, muchas de ellas en operativos llevados a cabo en hoteles del centro y en la vía pública.
“Lo que importaba era detenerles, aunque esas detenciones tuvieran el rótulo de rescates humanitarios. Y entonces nos preguntamos: ¿Quien rescata lo hace deteniendo a las personas en un entorno torturante? ¿Les niega agua y comida? ¿Les deja encerradas hasta que 40 de ellas pierden la vida y 42 más se enfrentan a estrés postraumático, amputaciones, daños pulmonares, neurológicos y renales? No hay solamente 27 hombres sobrevivientes. Hay también 15 mujeres de quienes suele no hablarse”, dice.

Sobrevivientes del incendio se han enfrentado a amputaciones, daños pulmonares y neurológicos, además de secuelas psicológicas irreparables. Sin embargo, denuncian que el acceso a la justicia ha sido desigual, con jueces a modo, pruebas insuficientes y una fiscalía que no ha accionado con contundencia.
Los señalamientos recaen sobre el todavía comisionado del INM, Francisco Garduño Yáñez, cuyo proceso penal fue suspendido en enero pasado y que ha anunciado que ofrecerá disculpas públicas, por mandato de un juez, el 16 de abril.
A lo largo de estos dos años, las organizaciones que convocaron a la vigilia han brindado alojamiento, alimentación, atención psicológica y representación legal a más de 120 personas afectadas por la tragedia. Actualmente, representan a 77 víctimas en los procesos penales y en instancias no jurisdiccionales.
“Queremos honrar su memoria y decirles que, aunque nunca hayamos cruzado camino, lamentamos con el corazón su partida. Abrazamos a sus familias, a las madres a quienes les arrebataron a un hijo, a las compañeras que perdieron a sus esposos, a Julián, ya cada niño y cada niña que ya no vio más a su papá”.
Y lanzan un llamado a la justicia:
“Ustedes, los involucrados por acción y por omisión, sepan que también están en nuestras plegarias. Si en la vida terrenal no llega su arrepentimiento, y si las víctimas no tienen la justicia que merecen, el eco del dolor y la memoria les aprisionará, aunque algunos de ustedes no estén señalados en el proceso penal y aunque otros más se hayan fugado”.
