La pandemia mundial por la COVID-19 ha cambiado la cara a la frontera norte de México. En Ciudad Juárez, Chihuahua, la cabecera municipal más poblada del estado, durante los días finales de enero el acumulado de contagios confirmados se acerca a los 30 mil y las muertes suman ya más de 2 mil 500.
Del rojo al “naranja restrictivo” y el “amarillo mostaza“, las autoridades sanitarias estatales han reinventado los tonos del semáforo epidemiológico para prevenir brotes del virus entre la población y afectar lo menos posible a la economía local, una tarea que actualmente reporta casi 50 mil contagios en un periplo que tuvo su punto álgido en octubre del año pasado, cuando se confirmaron más de 5 mil casos en el transcurso de dos semanas.
El trabajo de organizaciones y activistas se ha vuelto una necesidad de primera mano, en una ciudad azotada por la violencia y con una débil seguridad social. Las personas migrantes, víctimas de violaciones graves a los derechos humanos y grupos vulnerables han encontrado en la sociedad civil una vía para domar a la pandemia y resistir.
YoCiudadano es un esfuerzo de Plan Estratégico de Juárez, A.C.